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24 Dec 2023Rodeada por mi sobrino y sus amigos Edith se ofrece a ayudar a su sobrino que intenta aprobar matematicas en la universidad, sin saber que tambien se uniran los amigos del muchacho.

Hay pocas cosas mas peligrosas que la soledad o creer que nadie te valora o te desea, porque cuando tocas fondo y te ves en esa situacion, te sientes dispuesta a cualquier cosa para huir de ahi. Esa desesperacion te puede llevar a hacer cosas que jamas te hubieras creido capaz de realizar. Yo descubri que si que lo era... y entonces me meti en un buen lio.

¿Cual es la excusa mas dolorosa que te pueden poner para dejarte? Yo solia pensar que eran los cuernos, que no habia peor motivo que ver como se termina una relacion porque tu pareja se ha acostado con otra. Aunque tambien me parecia horroroso que, sin llegar a haber sexo, se hubiese enamorado de una que no era yo.

Tambien temia que mi novio simplemente dejara de quererme. Eran miedos que yo tenia, que acudian a mi mente las que el volvia tarde de trabajar, aunque en realidad estaba bastante segura de que nunca me iba a abandonar. En los seis anos que llevabamos juntos todo iba a la perfeccion, asi que no habia motivo para desconfiar.

Para cuando cumpli los veintiocho, mi novio y yo ya llevabamos tres anos viviendo juntos y todo apuntaba a que me iba a pedir matrimonio en cualquier momento. Era algo que habiamos hablado en alguna ocasion y parecia que ambos estabamos de acuerdo en que nos hacia ilusion celebrar nuestro amor con toda la familia y los amigos.

Yo era profesora de matematicas, ya que los numeros se me daban bien, aunque nunca fue algo que me entusiasmara. Justo por eso necesitaba en mi vida una emocion, una ilusion en el horizonte como podia ser la boda. Mi chico llevaba unas semanas raro, asi que pensaba que la peticion era inminente. Me puse nerviosa cuando me dijo que teniamos que hablar.

- Creo que ya se lo que me vas a decir.

- Pues mejor, porque no es nada facil.

- Que exagerado eres.

- No puedo seguir contigo.

- !Si que quiero! ¿Como?

- Le he dado muchas vueltas, pero no puedo continuar con la relacion.

- ¿Estas con otra?

- No, nunca te haria eso.

- ¿Has dejado de quererme?

- Sigo enamorado de ti.

- ¿Entonces? No entiendo nada.

- Que me aburro, Edith. La vida a tu lado es tediosa y no me imagino vivir siempre asi.

- Pero si hacemos siempre lo que tu quieres.

- No es lo que hacemos, eres tu.

- Tienes que estar de broma.

- Ya me gustaria, pero lo mejor es que me vaya.

Lo decia totalmente en serio. Esa misma tarde recogio sus cosas y se fue para no volver, dejandome totalmente destrozada. Durante semanas fui incapaz de contarselo a nadie por lo humillada que me sentia. La gente me hablaba de el y yo sonreia como si nada, creyendo que si no lo decia en voz alta no habia pasado.

Mantuve el secreto hasta Navidad. Mi intencion no era contarlo ese dia, pero la presion de toda la familia reunida, algunos preguntandome por el, hizo que me derrumbara. Enseguida todos me arroparon y me hicieron saber que no estaba sola, porque era justo asi como me sentia. Mi vida habia dejado de tener sentido, ya que pensaba que nunca nadie querria estar a mi lado.

Despues de horas recibiendo la compasion de todos mis familiares, tuve que huir del salon para refugiarme en la habitacion de Uri, el hijo de mi hermana mayor. El llevaba todo el dia ahi encerrado jugando con el ordenador, asi que era el unico que no se habia enterado de mi tragedia. Pero al verme con el rostro descompuesto me pregunto y no me quedo mas remedio que contarselo a el tambien.

- ¿Que te pasa?

- Acabo de contarles a todos que mi novio me ha dejado.

- ¿En Navidad? Menudo hijo de puta.

- No, en realidad hace meses que se marcho.

- ¿Y te lo has callado todo este tiempo?

- No queria que os compadecierais de mi.

- Bueno, tampoco es para tanto, pierde el mucho mas.

- ¿Lo piensas en serio?

- Jolin, tita, eres una mujer diez y ese pringado a duras penas llegaba al dos.

- Se que lo dices por animarme, pero te lo agradezco de corazon.

- Te lo digo de verdad, tienes unas tetas que...

- Uri, que soy tu tia.

- Tienes razon, me he excedido.

- No tiene pinta de que trates mucho con chicas.

- Pues no, salvo que quieras contar a las de los videojuegos.

- Me temo que no valen.

- Eso mismo me dicen Izan y Shoji.

- ¿Tus amigos?

- Si, son igual de virgenes que yo, pero eso no les impide meterse conmigo.

- Porque no saben la suerte que tienen de contar con un muchacho como tu.

- Tanto como suerte...

- Te yo digo en serio, si algun dia me necesitas para algo no dudes en decirmelo.

Nunca hubiese imaginado que mi sobrino el rarito, ese que se pasaba el dia encerrado jugando al ordenador o con sus dos amigos, aun mas raros, pudiera animarme. Pero resulto que sus palabras, quitandole importancia al asunto, eran justo lo que necesitaba para comenzar a resurgir. Aunque iba a ser un proceso largo, lento y con muchos altibajos.

Durante los siguientes meses tuve momentos de todo tipo. Lo mismo me sentia en lo mas alto, que habia superado ya la ruptura, que volvia a hundirme y no me apetecia salir de casa para nada. Hubiese sido una situacion compleja en cualquier sentido, pero se agudizaba mas al tener que lidiar con unos alumnos adolescentes que no entendian por que cambiaba de humor tan a menudo.

Se acercaba al final de curso y aquello me provocaba sentimientos contradictorios. Estaba deseando perder de vista a todos esos ninatos, pero, por otra parte, tambien sabia que dejar de trabajar y encerrarme en casa todo el verano iba a pasarme factura. Pensaba que estaba abocada al fracaso y la tristeza, hasta que recibi una llamada que me cambio la vida.

- Tita, ¿te pillo bien?

- Si, claro, Uri, ¿que sucede?

- ¿Te acuerdas que me dijiste en Navidad que se necesitaba algo te lo dijera?

- Sigue en pie, salvo que sea dinero.

- Estaria bien, pero ahora mismo me conformo con aprobar matematicas.

- ¿No se te dan bien?

- Digamos que se me esta atragantando la trigonometria.

- Pues no te preocupes, que te echare una mano.

- Te lo agradezco mucho, tia Edith.

- Pasate manana por mi casa sobre las siete.

- Alli estare sin falta.

La sensacion de poder serle util a alguien, especialmente a mi sobrino, me dio un subidon de alegria. Pasaba las tardes aburrida en casa, asi que su presencia, sin duda, me iba a animar. La conversacion que tuve con el en Navidad me sirvio para ver las cosas de otra manera, aunque siguiera teniendo malos momentos, de modo que queria agradecerselo ayudandole a aprobar.

Esa misma tarde me dedique a adecentar la casa, ya que la tenia hecha un asco desde que mi exnovio se marcho. Queria crear un ambiente propicio para el estudio, que todo estuviera tal y como en su dia a mi me servia para relajarme. Puse una alfombra vieja en el centro del salon, con la intencion de que nos sentaramos a alli mientras lo ayudaba.

Al dia siguiente ya me desperte nerviosa, por las ganas que tenia de ver a mi sobrino y serle util. El dia se me hizo largo, pero finalmente pude volver a casa para acabar de prepararlo todo. A las siete en punto, tal y como habiamos acordado, Uri pico al timbre. Le abri la puerta de la calle me quede esperandolo en la de mi casa, sorprendida porque parecia que una marabunta estaba subiendo las escaleras.

Al cabo de unos segundos tenia ante mi a Uri y a sus amigos. Lo mire y el se encogio de hombros, dandome a entender que no sabia cual era el problema. Los recibi a los tres lo mas amablemente que pude, pero en cuanto tuve la ocasion cogi a mi sobrino y lo lleve a una habitacion aparte para preguntarle que narices estaba ocurriendo.

- Lo siento, Tita, les he contado que venia aqui y se han apuntado.

- Joder, Uri, es mi casa, no un punetero cine.

- Es que ellos tambien van a suspender matematicas.

- Pues que les ayuden sus propias tias.

- Por favor, no me dejes mal delante de ellos.

- Estoy cansada de aguantar adolescentes.

- Tenemos ya diecisiete anos, estamos a un paso de la mayoria de edad.

- La experiencia me dice que es la peor edad.

- Tu tranquila, si estos dos son mansos.

- Esta bien, pero quiero que se comporten.

- Como mucho es posible que hagan alguna broma.

- Al primero que lo haga lo mando a la calle.

- No te vendria nada mal que te hicieran reir un poco.

Sabia que mi sobrino tenia razon, que no estaria de mas que alguien me hiciese reir, pero tampoco me hacia ninguna ilusion que eso muchachos invadieran mi casa sin haber sido invitados. Esperaba que por lo menos supiesen comportarse, pero tuvimos el primer conflicto en cuanto les dije que debian sentarse en la alfombra, todos alrededor de mi.

No me obedecieron hasta que les dije que la alternativa era largarse a sus casas. Una vez sentados en el suelo, les hice una serie de preguntas para saber realmente cual era el nivel de esos muchachos. Resulto que tanto Uri como su amigo Izan no tenian ni idea de casi nada, pero Shoji si tenia bastantes conocimientos de la materia.

A pesar de mis reticencias, fue un rato muy agradable. Los tres se comportaron bastante bien, mas alla de alguna broma puntual con la que hasta yo no pude evitar reirme. Me despedi de ellos dandoles permiso para volver la tarde siguiente y me quede un rato hablando con Uri, tenia algunas cosas que comentarle respecto a esas clases de refuerzo que les estaba dando.

- Se han portado bien, ¿no?

- Sois los tres unos personajes, pero bastante inofensivos.

- Ya te lo dije.

- Pero hay una cosa que no entiendo.

- ¿Que cosa?

- No se que hace aqui el chino.

- No es chino, tita, es japones.

- Da igual, no tendria que estar aqui.

- Nunca hubiese imaginado que fueras racista.

- Uri, por dios, quiero decir que no entiendo que hace dando clase, si tiene casi mas nivel que yo.

- ¿Tu crees?

- Lo respondia todo al instante.

- Supongo que habra decidido venir porque siempre les he hablado muy bien de ti.

- ¿En que sentido?

- Pues que estas muy buena y todo eso.

- ¿Y crees que ellos tambien lo piensan?

- Claro, si han tirado de sus mejores bromas para intentar impresionarte.

- Bueno, da igual... que sigan asi o ya sabes que los echare, a ti incluido.

En alguna ocasion, mis alumnos ya habian hecho comentarios respecto a mi fisico, pero siempre me lo habia tomado como una manera de intimidarme. Que tanto Uri como sus amigos creyeran que estaba buena era una motivacion que no me venia nada mal en esos tiempos tan dificiles. La clase habia sido agradable, asi que tenia ganas de repetir.

Al dia siguiente me lo tome mas en serio y ademas de tener la casa en perfecto estado, decidi recuperar ropa que no me ponia desde que estaba en pareja. El verano se aproximaba y ya hacia calor suficiente como para ir fresquita, lo que incluia una camiseta escotada y una falda tan corta que jamas me hubiese atrevido a llevarla en el trabajo.

En cuanto llegaron los muchachos, las reacciones no se hicieron esperar. Ninguno se atrevio a comentar nada al respecto, pero vi como se daban codazos entre ellos y me miraban el escote y las piernas. Tambien me fije en que Uri procuraba no mirar, pero poco tarde en darme cuenta de que se le iban los ojos todo el rato, sobre todo cuando pensaba que yo no lo estaba viendo.

Esa segunda clase me sirvio para confirmar que Shoji iba tan sobrado como creia, que Izan suspenderia aunque le diese mil clases y que mi sobrino tenia alguna posibilidad de aprobar. El problema era que solo les quedaba una semana para el examen de recuperacion, asi que Uri debia ponerse las pilas si queria que no le quedara la asignatura.

Hice todo lo que pude en el poco tiempo que disponia, pero, a falta de un solo fin de semana, seguia viendo a mi sobrino con serias posibilidades de no aprobar. En teoria, mis clases ya se habian terminado para ellos, pero le ofreci a Uri la posibilidad de un ultimo repaso antes de que se presentara a ese examen tan crucial.

- Vente el sabado por la tarde y haremos un intensivo.

- Vale, tita.

- Trae pijama, cepillo de dientes y todo lo que sea necesario, por si te tienes que quedar a dormir.

- Aqui no tienes sitio para que nos quedemos los tres.

- ¿Que tres? Tienes que venir tu solo.

- Pero mis amigos...

- Shoji va a sacar un diez e Izan suspendera haga lo que haga.

- Nos lo hemos pasado muy bien estos dias, ¿no?

- Mejor de lo que esperaba, la verdad, pero lo importante ahora es que apruebes.

Por increible que pudiera parecer, me daba incluso cierta lastima que ya no se volviesen a repetir esas clases con los tres juntos, pero tenia que asegurarme de que mi sobrino aprobaba las matematicas. Esos muchachos me habian devuelto parte de la ilusion al hacerme sentir util e incluso deseada cuando me miraban con esos ojos de salidos.

El sabado despues de comer prepare el sofa por si Uri pasaba la noche alli. Llego a pasarse por mi cabeza la posibilidad de que durmiera conmigo, ya que la cama era grande, pero lo acabe descartando por poco adecuado. Cuando mi sobrino llego, nos sentamos de inmediato en la alfombra para dar ese ultimo repaso que debia servirle para recuperar la materia.

Para mi sorpresa, descubri que sin la presencia de sus amigos, Uri se soltaba y pudo demostrar que tenia mas conocimientos de los que pensaba. Empece a creer que realmente si que podia aprobar, lo cual me hizo muy feliz, ya que me sentia participe de su exito. Al fin estaba consiguiendo demostrar que servia para algo.

Con la tranquilidad de ver que no necesitaba tanta ayuda, paramos para preparar la cena. Mientras metia unas pizzas en el horno, llamaron a la puerta. Cuando fui a abrir, me sorprendi al descubrir que eran Izan y Shoji, y que ambos llevaban mochilas. Cuando les pregunte que que hacian en mi casa, me dijeron que ellos tambien se apuntaban a la noche de repaso.

Antes de que pudiera echarlos, los dos se metieron en casa sin necesidad de que les diera permiso. Fueron hasta el salon y se reunieron con Uri, sentandose los tres en la alfombra como en todas las clases que habiamos dado. No me quedo mas remedio que resignarme e invitarlos a cenar, aunque no tenia ninguna intencion de permitir que se quedaran a dormir.

- Teneis un poquito de morro, ¿no?

- Mereciamos una despedida en condiciones. - Contesto Izan.

- ¿Y eso no incluia traer la cena como agradecimiento?

- Lo pense, pero me he gastado los ahorros en un videojuego. - Respondio Shoji.

- Tia, que conste que yo no los he invitado. - Dijo mi sobrino.

- Necesitabamos admirar tu belleza una ultima vez, Edith. - Intervino Izan.

- Ahora no me hagais la pelota.

- Es la verdad, eres nuestra diosa. - Anadio Shoji.

- Y tu eres un cuentista que te has tragado todas las clases, pero sabes mas de matematicas que yo.

- Ya sabes lo que dicen de los asiaticos, se nos da muy bien los numeros. - Replico.

- Tambien dicen otra cosa.

- ¿A que te refieres? - Pregunto Uri.

- A que la tenemos pequena, pero puedo ensenarsela sin problema. - Le contesto.

- No es necesario, gracias.

- O puede ensenarnos ella las tetas. - Dijo Izan.

- ¿Te has vuelto loco o que?

- La verdad es que nos morimos los tres por vertelas, tita. - Respondio Uri.

- Ni en suenos me las vais a ver.

- Aunque sea solo una. - Suplico el japones.

- Pero ¿a que viene eso ahora?

- A que eres la mujer mas atractiva que hemos visto nunca. - Sentencio mi sobrino mientras sus amigos asentian.

No podia ocultar que me halagaba que tres muchachos tan jovenes, incluido mi propio sobrino, estuvieran interesados en mi, pero me parecia una locura el simple hecho de mostrarles una sola teta. Comprendia que no habian visto una en su vida y que yo podia darles esa satisfaccion, de hecho, no seria tan grave, ya que podria tomarmelo como un agradecimiento por todo lo que me habian animado en los ultimos dias.

Pero lo que me impedia hacerlo era que eso los confundiese, no se conformaran y quisieran mas. Lo temia porque estaba tan sola y falta de carino que podia acabar cayendo en cualquier cosa que me pidieran con tal de tener su aprobacion y volver a sentirme deseada. Ninguno de los tres se conformo con la respuesta negativa, siguieron insistiendo en que les ensenara las tetas.

- Esta bien, pero despues os vais los tres a vuestra casa.

- Lo que tu ordenes. - Respondio Shoji.

- Pero nos ensenas las dos, ¿no? - Pregunto Izan.

- Si, tranquilo.

Tenian los ojos como platos cuando me deshice de la camiseta. Los amigos de Uri incluso temblaron en el momento en que me lleve las manos a la espalda para desabrocharme el sujetador. Tras quitarmelo, me cubri los pechos con las manos para darle mas intriga. Ya que lo hacia, queria disfrutar de ese momento en que los tres babeaban por mi.

Tenia intencion de mostrarselas durante un maximo de cinco segundos, pero en el instante en que me descubri y vi la cara que pusieron, no pude evitar jugar con ellos. Comence a masajearme los pechos ante su asombro. Izan incluso se llevo la mano al paquete, visiblemente abultado. Shoji, seguia temblando de pies a cabeza. Solo Uri parecia no estar pasandolo del todo bien.

Debi cubrirme en el momento en que vi que Izan y Shoji comenzaban a masturbarse por encima del pantalon, pero algo en mi interior me llevo a pedirles que se acercaran. Sin pensarselo ni un instante, ambos corrieron a ocupar sus puestos, cada uno en una de mis tetas. En cuanto uno de ellos se atrevio a tocarmelas, el otro hizo lo mismo.

En cuestion de segundos los tenia los dos apoyados en mi regazo, cada uno comiendose una teta. Lamian los pezones de forma bastante torpe, pero conseguian excitarme con sus inexpertas lenguas. Sentia que me habia vuelto loca, pero lo peor de todo era que miraba a mi sobrino, incapaz de aproximarse, y no podia evitar desear que el tambien se acercara.

La escasa contencion que me quedaba desaparecio justo cuando Shoji reunio el valor suficiente para colar su mano por debajo de mi falda y comenzar a frotarme el cono. Muchas cosas pasaron por mi cabeza en ese momento, incluido lo que pensaria mi ex, ese que me llamo aburrida, si bebiera montandomelo con esos jovencitos.

Fue justo ese pensamiento lo que hizo que me liberara del todo. Pedi a los dos muchachos que se colocaran de rodillas y se bajaran los pantalones. Yo me puse a cuatro patas, teniendo ante mi cara sus rabos erectos. Pude comprobar que con Shoji el mito de los asiaticos no se cumplia, cosa que agradeci mucho. Estaba dispuesta a comerle la polla a los dos, pero me faltaba algo.

- Uri, acercate.

- No creo que deba hacerlo, tia.

- Te lo pido por favor.

- No quiero estar desnudo al lado de mis amigos.

- Tranquilo, tu te vas a colocar detras de mi, para follarme mientras yo se la chupo a ellos.

Continuara...
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