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31 Jan 2024Hago desaparecer la ropa de mi tia Pese a que su hermano mayor esta en contra, Hugo quiere ser mago. Encontrara el inesperado apoyo de Carolina, su joven y atractiva tia.

Siguiendo los consejos de esos que dicen que siempre tienes que ser tu mismo, decidi apostar por mi gran pasion, aunque me auguraran un futuro incierto. Casi nadie en mi familia estaba de acuerdo con el camino que habia elegido, hasta que obtuve el apoyo menos esperado. Eso cambio mi vida como por arte de magia.

Aunque nunca me falto de nada, recuerdo mi infancia como una etapa muy triste. Me esforzaba a diario para ser el hijo perfecto y que mis padres mostraran hacia mi la misma devocion que sentian por Loren, mi hermano mayor. El era un zoquete, no aprobaba un examen ni aunque le fuese la vida en ello, pero tenia un simple don que lo hacia perfecto a sus ojos: jugaba muy bien a futbol.

Por increible que parezca, a mis padres les parecia mas interesante el talento de Loren con la pelota que el mio con los libros. Les daba igual las notas que yo sacara o que con cinco anos ya demostrara ser mucho mas inteligente que el, para ellos solo existia mi hermano porque, como ellos decian, era el que podia sacarlos de pobres.

Lo mas sencillo para mi hubiese sido seguirles el rollo y unirme a las constantes alabanzas hacia mi hermano, de hecho, al principio era asi, hasta que comenzo a comportarse como uno verdadero tirano conmigo. Loren sabia que era el protegido de mis padres y no dudaba en sacar partido de ello, sin importarle lo mas minimo lo que yo pudiera sufrir.

- Traeme agua, enano.

- No soy tu sirviente.

- Tengo que estar descansado para el partido de manana.

- Juegas el equipo del cole y te comportas como una estrella.

- Van a venir a verme los ojeadores de un equipo muy importante.

- ¿Y el requisito para ficharte es que no hagas ni el huevo en casa?

- No, es tener un hermano mariquita, asi que estoy de suerte.

- Eres un cerdo.

- El agua, Hugo, no te lo digo mas.

Ese tipo de advertencias solian ir acompanados de una colleja o a veces incluso algo peor, pero mis padres siempre le restaban importancia. Al dia siguiente jugo el partido y la verdad es que se salio, consiguiendo que lo ficharan para la cantera de ese gran equipo. Si hasta ese momento mi situacion en casa habia sido un infierno, se preveia que se convirtiese en algo bastante peor.

Estabamos ya en la adolescencia cuando mi calvario alcanzo su punto mas algido. Loren estaba totalmente descontrolado, su buen rendimiento en el campo lo hacia creerse intocable y trataba con desprecio incluso a nuestros padres, aunque a ellos les daba igual. Lo de besar el suelo por el que pisaba mi hermano parecia una epidemia que alcanzaba a todos los miembros de la familia... menos uno.

Mi tia Carolina, hermana pequena de mi madre, era la unica que parecia darse cuenta de lo mucho que yo sufria a causa de esa diferencia de trato. A ella no le gustaba nada el futbol, asi que Loren no la podia impresionar con sus habilidades y su presunto futuro dorado en ese deporte. Preferia pasar tiempo conmigo, hasta que se tuvo que marchar.

- ¿Como ha ido la semana, Huguito?

- No me llames asi, tia, que ya tengo trece anos.

- Perdone usted, don Hugo.

- Ha ido bien, pero porque Loren esta en un torneo no se donde.

- Aprovecha esa tranquilidad.

- Ya podria irse para siempre.

- Ahora que dices eso...

- ¿Que pasa?

- Dentro de un par de semanas me voy a mudar.

- Supongo que al fin te vas a vivir con tu novio.

- Si, el problema es que nos vamos un poquito lejos.

- ¿Como de lejos?

- A otro pais.

- No puedes hacerme esto, eres la unica que me entiende.

- Le han ofrecido un trabajo que no puede rechazar.

- Pues que se vaya el.

- Esa era la idea, pero es que aqui no tengo nada, quizas alli encuentre trabajo.

- Que asco de vida.

Con mi tia se fue lo unico bueno que me quedaba en la familia. Sabia que a partir de aquel momento ya no tendria en quien refugiarme cuando Loren volviera a hacer de la suyas. Nunca me habia gustado un novio que tenia, asi que se me hizo muy sencillo odiarlo por habersela llevado tan lejos. Aunque mi madre, que tampoco tenia demasiada buena relacion con ella, decia que no iba a tardar en volver.

Pero los anos fueron pasando y la tia Carolina no volvia, ni siquiera por Navidades. Todo lo que sabia de ella era por las redes sociales, ya que al principio me llamaba a menudo, pero luego dejo de hacerlo. Al final no me quedo mas remedio que acostumbrarme a su ausencia, a pesar de que la situacion en casa seguia sin mejorar.

Las esperanzas de Loren en tener una gran carrera en el futbol se habian truncado por culpa de su mala cabeza. En cuanto descubrio el mundo de la noche y comenzo a salir con chicas, su vida se hizo incompatible con la de un deportista de elite. A mi no me importaba nada que se le hubiese escapado la oportunidad de ganar grandes cantidades de dinero, solo pensaba en que aquello podria cambiar su actitud y volverlo mas humilde.

Como era de esperar, aquello no ocurrio. No tenia lo suficiente para ser futbolista de primer nivel, pero si para que lo fichara un equipo de tercera o cuarta division. El sueldo que le pagaban era mas bien justo, pero, teniendo en cuenta que no tenia ningun tipo de estudio, no le quedaba mas remedio que aferrarse a esa posibilidad.

A mis padres les dio igual que ya no tuviera ninguna opcion de triunfar en el futbol, para ellos seguia siendo su ojito derecho mientras que yo me mantenia como si fuese invisible. Aunque ya estaba acostumbrado, tenia la esperanza de que se fijasen en mi en una etapa tan importante de mi vida, pero solo recibi esa atencion para mal.

- Hugo, ¿ya has decidido que carrera quieres estudiar?

- Si, mama, quiero ser enfermero.

- Supongo que habras querido decir medico.

- No, no quiero pasarme tantos anos estudiando.

- ¿Desde cuando te has vuelto tan vago?

- ¿Vago yo?

- Quieres hacer una carrera menor por no estar mas anos en la universidad.

- Creo que como enfermero podre ayudar a mucha mas gente.

- No se trata de ayudar, sino de ganar mas dinero.

- ¿No os iba a sacar de pobres el futbolista?

- Tu hermano ha tenido muy mala suerte con las lesiones.

- Si, concretamente con el golpe que debio darse en la cabeza al nacer.

- Eres muy cruel con el.

- Lleva anos maltratandome con vuestro consentimiento.

- A ver si superas ya esos celos que le tienes.

Estaba tan acostumbrado a esos desprecios que ya ni siquiera me molestaban. Solo tenia que enfocarme en acabar el instituto para asegurarme la mejor nota de cara a la universidad y en cuanto fuese posible me largaria de esa casa. Sabia que no iba a ser algo inmediato, que si me enfocaba en los estudios todavia tardaria en ganar dinero, pero no tenia otra opcion.

Loren pensaba lo contrario, pero a mi siempre me habian gustado las chicas. El problema era que todo lo vivido en mi casa me habia creado una inseguridad enorme y nunca me atrevia a acercarme a ellas. Justo por ese motivo estaba a punto de llegar a la mayoria de edad sin ni siquiera haber conseguido besar a una.

Los estudios me absorbian tanto tiempo que no le daba demasiada importancia al asunto de las chicas, hasta que veia como mi hermano las traia a casa, cada semana una nueva. Aprovechaba cuando nuestros padres se ausentaban para subirlas, y yo desde mi habitacion tenia que escuchar los gemidos mientras se las tiraba.

- Te podrias ir con tus novias a un hotel.

- ¿Estas envidioso?

- Claro, que no.

- Ya lo se, tonto, si a ti no te gustan las chicas.

- ¿Que te hace pensar eso?

- Siempre lo he tenido claro, y mas desde que quieres ser enfermera.

- ¿Y tu que quieres ser?

- Yo soy futbolista.

- Si, claro, si cobras menos que mama en la peluqueria.

- Puede ser, pero me las follo a todas.

- Cuando tengas que retirarte a los treinta y tantos, ¿que piensas hacer?

- Poner tiritas como tu no, eso seguro.

Esperaba con ansia el momento en que se acabara la lamentable carrera de Loren y tuviera que buscar la forma de ganarse la vida siendo mas tonto que una piedra. Pero no podia perder demasiado tiempo con esos pensamientos que no aportaban nada bueno y debia centrarme en mi mismo, ya que estaba a punto de hacer la selectividad.

En cuestion de notas todo fue incluso mejor de lo esperado y meses despues pude empezar al fin la carrera, aunque tuviera a toda la familia en contra. Aun asi, era la oportunidad de mi vida, la forma perfecta de demostrar que era alguien mas alla de la sombra de mi hermano. Estaba convencido de que moverme en uno nuevo entorno me iba a servir para ser al fin yo mismo.

Los inicios nunca son sencillos, sobre todo si te encuentras rodeado de gente con un objetivo comun, es bastante mas dificil destacar. Enseguida me di cuenta de que Loren, en parte, tenia razon, ya que en la facultad casi todo eran chicas. Pense que se me tendria que dar muy mal para no conseguir ligar con ninguna, aunque mi experiencia me decia que iba a ser asi.

En el instituto fui un muchacho bastante solitario, pero una vez que llegue a la universidad me force a hablar con la gente. Aunque la inmensa mayoria era simpatica, alli no dejaba de ser uno mas, tendria que esforzarme mucho si queria que la gente me conociera mas alla de por ser uno de los pocos chicos del lugar.

- ¿Ya te has echado novio?

- Me tienes hasta los huevos, Lorenzo.

- Vaya, parece que el enano si que tiene algo de caracter.

- ¿Como consigues ligar tanto con lo capullo que eres?

- Se trata de llamar la atencion.

- ¿Eso no las echa para atras?

- A la mayoria si, pero siempre hay alguna que pica.

- No lo veo muy claro.

- Es que no creo que con los chicos funcione igual.

- Solo te lo voy a decir una vez: me gustan las tias.

- ¿En serio?

- !Pues claro!

- Yo pensaba que era maricon de verdad.

- No pasaria nada si lo fuera, pero no es el caso.

- Igual si que tengo que darte una oportunidad como hermano.

Nunca dejo de comportarse como un cretino, pero a partir de aquel dia mi hermano empezo a hacerme algo de caso y a tratarme de otra manera. El nunca se habia imaginado que pudieramos tener algo en comun, asi que descubrir que a mi tambien me gustaban las chicas lo llevo a quererse convertir en una especie de mentor para mi.

Descubri que no todo en el era tan malo, pero seguiamos siendo incompatibles. Aunque pusiera todo su empeno a la hora de ensenarme a tratar con las chicas, la verdad era que su forma de ser le beneficiaba para ligar, al igual que el hecho de que fuese futbolista, aunque jugara en un equipo de medio pelo. No habia duda de que era capaz de sacarle mucho partido a su unico don.

De todo lo que me habia dicho lo unico que se me habia quedado era que tenia que encontrar una forma unica de llamar la atencion, algo que me distinguiera. A mi nunca se me habia dado nada bien, de hecho, tampoco tenia demasiadas aficiones, hasta que un dia viendo la television se me ocurrio una idea que iba a cambiarlo todo.

- Quiero ser mago.

- Claro que si, Hugo, en Hogwarts te estan esperando.

- Lo que quiero decir es que me gustaria hacer trucos de magia.

- ¿No sera esta la forma con la que piensas ligar?

- ¿Por que no?

- No se me ocurre nada que pueda poner menos cachonda a una chavala.

- Pero eso me hara destacar.

- Si, pero para mal.

- Yo lo voy a intentar.

- Pues muy bien, pero asi vas a necesitar mucho mas que magia para meterla.

Me empene en que aquel debia ser mi camino a seguir y comence viendo tutoriales en internet. Resulto que no se me daba tan mal como se podia esperar, tenia bastante destreza con los trucos basicos de cartas. A mi hermano no le causaban ninguna impresion, pero al atreverme a realizarlo ante mis companeros de clase recibi algun aplauso.

Aquello fue lo mas cerca que habia estado nunca de ser popular, asi que decidi ampliar mi repertorio. Tuve que pedir dinero prestado a mis padres para comprar material y seguir formandome como mago. No me sorprendio en absoluto cuando me dijeron que no estaba de acuerdo en que perdiera el tiempo con eso que ellos consideraban tonterias.

Por suerte, mi aficion me estaba cambiando, me dio una seguridad que antes no tenia al ver que podia haber algo que se me diera bien. Cada vez me atrevia a hacer trucos mas complicados, aunque era consciente de que no eran demasiado impresionantes, simples enganos para personas que no prestaban demasiada atencion.

Empezo como un intento de destacar entre la multitud, una aficion como cualquier otra, pero poco a poco le fui cogiendo el gusto. Me le encantaba esa sensacion de enfrentarme a trucos que creia que no podria realizar y que me acababan saliendo. Procuraba apartar ese pensamiento de la cabeza, pero cada vez me planteaba mas la opcion de convertir aquello en una posible salida laboral.

Me daba igual que nadie me apoyara, la magia se estaba convirtiendo en mi pasion y comenzaba a verme haciendo esos trucos delante de personas que realmente no apreciaran. No tenia ni idea de como podria llegar a mostrarle al mundo mi talento, hasta que una companera de la universidad me propuso actuar en el cumpleanos de su hermano.

- Ni se te ocurra hacerlo.

- Vamos, Loren, es mi oportunidad.

- Si, de hacer el ridiculo.

- Pero si tengo los trucos muy controlados.

- ¿La chica que te lo ha propuesto esta buena?

- No esta nada mal, la verdad.

- Pues que sepas que a esa no te la vas a follar en la vida.

- Eso nunca se sabe.

- Ya te lo digo yo, te ve como un friki que puede animar la fiesta de su hermanito.

- Bueno, si no es con esa sera con otra.

- Claro, con tu mano derecha.

La fiesta fue todo un exito, tanto el nino homenajeado como sus amigos divirtieron mucho con mis trucos. Pero Loren tenia razon, esa muchacha me estuvo tratando todo el rato como si fuera un bicho raro. Yo ya estaba demasiado enganchado a la magia como para dejarla, pero quizas habia llegado el momento de plantearme una nueva opcion si no queria ser virgen de por vida.

Empece a darle vueltas a esa posibilidad, aunque la magia me absorbia mucho tiempo y encima se estaban acercando los primeros examenes de la carrera. Flotaba en el aire la posibilidad de que abandonara la opcion de ser enfermero, pero hasta entonces me seguiria aplicando al maximo. Pensaba que esas eran mis dos unicas preocupaciones, pero entonces ocurrio algo inesperado.

Una madrugada nos despertamos todos sobresaltados cuando llamaron a la puerta. Evidentemente, a esas horas no esperabamos a nadie, asi que mis padres decidieron no abrir, pero insistieron durante un buen rato. Tras asomarnos por la ventana, vimos que mi tia Carolina estaba en la calle, visiblemente nerviosa.

Una vez en casa, nos explico que su relacion se habia convertido en un autentico infierno y que tuvo que huir de su novio. Yo me ofreci enseguida a dejarle mi cama para que descansara, aunque yo tuviera que dormir en el sofa. Al dia siguiente me desperte temprano para ir a la universidad, asi que no pude hablar con ella, aunque me moria de ganas por conocer su historia.

Pase toda la manana en la facultad pensando en mi tia Carolina. Todavia era una mujer joven, ni siquiera habia cumplido los treinta, y ya habia tenido que pasar por algo como eso. No creia que pudiera hacer nada por ella, pero lo iba a intentar. El problema fue que al llegar a casa no estaba, habia salido con mi madre, y solo me encontre con Loren.

- Aun estoy flipando con lo de la tia Carol.

- Ya, pobrecilla, por lo que habra tenido que pasar.

- No, me refiero a lo buena que esta.

- Siempre ha sido muy guapa.

- Pero lo de ahora es brutal, no le recordaba yo esas tetazas.

- Loren, es nuestra tia.

- Si, bueno, pero se largo hace anos.

- ¿Y que?

- Pues que no pretenda ahora que la vea como parte de la familia.

- Estas fatal.

No se lo iba a reconocer, pero Loren tenia razon. Sabia que nuestra tia habia ganado mucho con los anos porque la seguia en redes sociales, pero verla en persona impresionaba. A pesar de la tristeza que reflejaba su mirada, estaba preciosa y tenia un cuerpazo que ni siquiera un sobrino podia pasar por alto.

Esa misma noche, cuando ya se habia serenado y vino a agradecerme que le prestara mi cama, pudimos charlar un rato. Yo trate de preguntarle con mucho tacto, pero ella no tenia intencion de contar demasiado. Repetia que habian sido unos anos horrorosos, aunque insistia en que su novio jamas le puso la mano encima, cosa que me tranquilizo.

Con el paso de los dias se convirtio en una mas en nuestra casa. Debia admitir que me alegraba la vista tenerla con nosotros, aunque era bastante mas disimulado que Loren, que la devoraba con la mirada. Nuestra relacion de hermanos pasaba por su mejor momento, pero empezo a resentirse cuando se dio cuenta de que se habia topado con la unica que no lo tenia como favorito.

- No se como puedes pasarte todo el dia hablando con la tia, es muy aburrida.

- ¿Son celos eso que noto?

- No seas estupido, si lo digo por tu bien.

- A ella le gusta la magia.

- Anda ya, las tias buenas pasan de esas cosas.

- Parece ser que no todas.

- Que mala suerte tienes, Hugo.

- ¿Por que?

- Porque solo te hace caso la unica a la que no te puedes follar.

Tener a la tia en casa fue un estimulo en todos los sentidos. Ademas de poder contemplar su belleza, encontre en ella un apoyo con lo de la magia. No solo le gustaban mis trucos, sino que me animaba a seguir probando nuevos si era eso lo que realmente me apasionaba. A veces incluso bromeabamos con la idea de que podria ser mi acompanante en los shows.

Su apoyo fue fundamental para que me lanzara a por desafios mayores. Todo lo que aprendia se lo ensenaba a mi tia de inmediato, provocandole siempre una gran impresion. Al margen de lo agradable que era sentirme apoyado, empezaba a disfrutar de su compania, quizas mas de la cuenta. La buscaba a todas horas, me encantaba estar con ella.

Lo mejor de todo era que si no la buscaba yo, era ella la que venia a por mi para proponerme trucos que habia visto en internet. No queria atribuirme todos los meritos, pero la tristeza fue abandonando el rostro de mi tia, cada vez se la veia mas alegre. Puede que se equivocara alejandose de nosotros, pero se merecia ser feliz.

- Este truco te sale ya a la perfeccion.

- Eso espero, porque manana tengo un cumpleanos.

- ¿Quieres que vaya como ayudante?

- ¿Lo dices en serio?

- Claro, hasta que encuentre trabajo necesito estar distraida.

- Por mi, genial.

- Tendrias que aprender ese truco de cortarme por la mitad.

- No, no, a ver si va a salir mal...

- Tendrias que elegir con que parte te quedas.

- Con la de arriba, si no tendria que hablarte a los pies.

- ¿Estas despreciando mi culito?

- No... yo... bueno, que...

- Tranquilo, te estaba tomando el pelo.

Cumplio con su palabra y al dia siguiente me acompano a la fiesta. Yo siempre me ponia nervioso en todas mis actuaciones, pero ella sabia como calmarme. A mi me salieron todos los trucos bien, pero fue mi tia la que acaparo casi toda la atencion con su simpatia. Se nego a que le diera la mitad del dinero, aunque estaba claro que nos tendriamos que acabar entendiendo, porque juntos el show mejoraba mucho.

Volvimos a casa muy contentos, con un subidon enorme. Nunca la habia visto tan feliz. Mi tia se fue directa a la ducha y yo me quede en mi habitacion ordenando un poco, hasta que, veinte minutos despues, ella volvio del cuarto de bano, con una toalla bastante pequena alrededor de su perfecto cuerpo, y yo me dispuse a salir.

- Hugo, espera un momento.

- Dime.

- Se me ha ocurrido un truco nuevo.

- ¿De que se trata?

- Creo que podrias hacer desaparecer algo.

- Todavia no estoy a ese nivel.

- Tu intentalo.

- ¿Como?

- Agitando la varita.

- No la tengo aqui.

- Da igual, haz como si la llevaras en la mano.

No sabia hasta donde pretendia llegar, pero le hice caso y fingi agitar la varita. Justo en ese momento, mi tia dejo caer la toalla y dijo que habia hecho desaparecer su ropa. Hubiese querido taparme la cara, pero no fui capaz. La vision de su cuerpo desnudo me dejo como hipnotizado. No podia parar de mirar su sexo depilado, y menos aun esas tetas que todavia eran mas impresionantes al descubierto.

Sabia que estaba tan a gusto conmigo como yo lo estaba con ella, pero nunca imagine que tambien tuviera ese tipo de deseos hacia mi. Se trataba de algo totalmente prohibido por nuestra relacion familiar, pero en ese momento solo deseaba abalanzarme sobre mi tia. No hizo falta, fue ella la que se acerco hasta que quedamos bien pegados.

- ¿Que estas haciendo, tia?

- Quiero que desaparezca la distancia entre nosotros.

- Ya casi no la hay.

- Y quiero tambien hacer desaparecer tu lengua en mi boca.

Tras decir eso, mi tia poso sus labios en los mios y comenzo a besarme. Yo imite todos sus movimientos sin tener ni idea de lo que debia hacer. Ella me iba guiando, tanto al abrir la boca y entrelazar nuestras lenguas, como al agarrar mis manos y colocarlas ambas en su turgente trasero. Todavia tenia el cuerpo entero humedo.

Tuve una ereccion inmediata, mi pene debio clavarse en su entrepierna de la misma manera que yo notaba sus duros pezones contra mi torso. Estaba aprendiendo a besar por momentos, a animarme a recorrer todo su cuerpo con mis manos. Aunque lo deseaba, nunca imagine que pudiera ocurrir algo asi, pero no pensaba desaprovechar la oportunidad.

Despues de un buen rato besandonos, mi tia Carolina se dio media vuelta y coloco sus nalgas contra mi abultado paquete. Yo no perdi el tiempo y le agarre sus tetazas con ambas manos, al mismo tiempo que me inclinaba para besarle el cuello. Ella no paraba de mover el culo, haciendo que mi polla se pusiera tan dura que sentia que iba a reventar.

Deseaba empujarla contra mi cama y follarmela, pero no me atrevia a dar ningun paso. Finalmente fue ella la que volvio a girarse y comenzo a quitarme la ropa muy lentamente. Cubria con besos cada parte de mi cuerpo que dejaba al descubierto, dedicandome miradas de lo mas lascivas. Una vez que me bajo los pantalones, sostuvo mi verga entre sus manos y lamio la punta.

- Por fin estoy con un hombre que me sabe valorar.

- ¿Que va a pasar ahora?

- Que voy a hacer desaparecer tu virginidad.

Continuara...
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