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23 May 2024Views 29Tentando al novio de mi madre Alicia, una joven y atrevida joven, se siente atraida por el novio de madre. Ella misma nos cuenta como, una tarde, por fin se decide a tentar a su padrastro.

Este relato ya fue publicado hace un par de dias bajo el titulo de "probando la polla de mi padrastro". He decido sustituirle por este otro, el resultado del anterior no acabo de convencerme, y redactado algunos parrafos y dialogos de otra manera, ademas de cambiar un poco el final de la historia.

Espero que os siga gustando y que me disculpeis. Saludos.

_______________________________

Subi la escalera sintiendo tras de mi su mirada, fija y ardiente. Sus ojos dejaron de leer el periodico, con el que llevaba un rato enredando en el salon, para fijarse en mi culo, en mi precioso culo: algo respingon, redondito, del tamano perfecto y perfectamente envuelto en unos leggins, de color verde aceituna, tan apretados y ajustados, que no dejaban ningun lugar a la imaginacion.

Me gustaba y me producia un morbo innegable, y casi insuperable, sentir su mirada en mi cuerpo, hacerle arder, ponerle al limite de su autocontrol. Ya hacia un rato que, de forma disimulada, lanzaba sus miradas sobre mi, tratando de que no me diera cuenta, pero yo sabia lo que ocurria, tanto dentro de su cabeza, como dentro de sus calzoncillos.

Antes de encerrarme en mi dormitorio, aun me volvi para vigilar a hurtadillas que estaba haciendo: permanecia con la mirada perdida hacia la escalera, sin mirar nada concreto. Estaba segura de que en su mente estaba viendo lo que no habia visto, de que estaba viviendo lo que no habia vivido. Estaba segura de que su mente ardia con el mismo fuego con el que ardia la mia.

Me contemple en el espejo y una sonrisa, entre malefica y picara, se dibujo en mis labios: viendome como me vi era logico que el estuviera en el sofa del salon, ardiendo en deseo, dandole rienda suelta a su imaginacion y, estoy segura, que a punto de zumbarse una buena paja a mi salud. Pero ese no era mi plan. No iba a dejar que desperdiciara otra vez su semen de aquella forma.

Si, otra vez. Sabia, porque le habia oido muchas veces en los ultimos meses, que era el objeto de sus pajas. Que su polla se hinchaba y endurecia hasta sentir las sacudidas propinadas por sus huevos, expulsando el semen que mi presencia en su imaginacion, le provocaba.

Me quite la camiseta, aprovechando al hacerlo para acariciar mis senos. Que fina soy a veces: para sobar mis tetas y endurecer de paso mis pezones, para hacerlos resaltar aun mas bajo el sujetador.

Tan solo llevaba un sujetador, de color blanco, un poco mas pequeno de la talla que deberia utilizar, pero perfecto para mis intenciones, y mis preciosos leggins, que era casi lo mismo como no llevar nada de cintura para abajo: todo mi cuerpo se marcaba en su tejido, incluidos los pronunciados labios de mi depilado conito. Siempre me ha encantado el efecto que produce llevar los leggins tan ajustados, sin ninguna ropa interior que interfiriera entre mi cuerpo y su tejido.

- Pablo, ¿puedes subir un momento? –le llame, con voz melosa.

No respondio, pero de inmediato oi como se puso en marcha y subio cadenciosamente, cada uno de los escalones que separaban el piso superior de la planta baja. En menos de un minuto estaba frente a la puerta de mi dormitorio, probablemente cortado de entrar al verme semidesnuda.

- Pasa hombre, que estas en tu casa –le dije risuena.

- ¿Que es lo que quieres? –me dijo, tratando de no mirarme, aunque no pudo evitar fijarse en las pronunciadas marcas de mis pezones en el sujetador.

- El cabecero de la cama, suena mucho. No se que le ocurre, pero me da rabia, no puedo moverme en la cama sin que golpee contra la pared –le explique, a la vez que toque un poco el cabecero para reproducir el sonido que tanto habia dicho que me molestaba.

- Ya veo –dijo sin moverse.

- ¿Y no vas a hacer nada? –le dije, mirandole de arriba abajo. A pesar de tener casi 30 anos mas que yo, era un hombre atractivo: moreno, tanto de piel como de pelo, del cual lo conservaba casi todo. Sin ser demasiado alto, su cuerpo tenia las proporciones perfectas, al menos para mi criterio de la perfeccion masculina. !Cuantas veces habia sonado con ser estrechada por sus fuertes brazos, con apoyar mi cabeza en su pecho, sintiendolo latir bajo mis mejillas, y con envolver su polla con mi lengua, buscando la descarga de su semen maduro en mi boca!

- No se, ¿que quieres que haga? –me pregunto mirandome, ahora si, con descaro.

- Al menos que compruebes lo que te digo –le respondi.

Pablo anduvo los 3 pasos que le separaban del cabecero de la cama. Paso a mi lado, casi rozandome. El aroma a macho, a masculinidad ardiente, a deseo sexual prohibido y reprimido, abofetearon mi cara y mi nariz, haciendo que todo mi ser se estremeciera por dentro.

Cuando llego hasta el cabecero lo movio con una de sus manos, pudiendo comprobar lo que ya le habia demostrado hacia menos de un minuto: al mas leve roce, el cabecero golpeaba contra la pared.

- ¿Ves? Suena muchisimo, es un rollo. Cada vez que me muevo de noche suena, y cuando… bueno ya sabes, cuando me masturbo tengo que hacerlo con cuidado. Imagino que el vecino de la casa de al lado se pajeara cada vez que me oiga hacerlo. Tu mismo seguro que me has escuchado mas de una vez –anadi, con la mas melosa y cautivadora voz que pude poner.

- Por Dios, Alicia … -me dijo bajando su mirada desde mis ojos hasta mi entrepierna donde, las formas de mis labios lo atraparon.

- A ver, es la verdad. ¿O acaso mama y tu pensais que no me masturbo? –le solte sin dejar de taladrarle con la mirada-. Ademas, no puedes no haberme oido de hacerlo, no me corto ni me escondo para hacerlo, es natural que lo haga –le dije de nuevo, acariciando con mi mano derecha su brazo izquierdo.

- Si, claro, es normal. Todos lo hacemos, …, quiero decir que todos lo hemos hecho –me dijo, un poco azorado, y sin reconocer que me habia oido hacerlo, aunque estaba segura de que asi habia sido en mas de una ocasion, puesto que, en varias ocasiones, tras correrme yo, le oi hacerlo a el en su dormitorio.

- ¿Tu ya no lo haces? –le pregunte, haciendome ahora la inocente.

- No creo que deba contestar a esa pregunta –dijo muy serio.

- Yo te he dicho que si lo hago, estas en deuda conmigo, me debes esa informacion –le dije sonriendo y rozando de nuevo levemente su brazo izquierdo, lo que casi le hace dar un salto hacia atras.

- No te he pedido esa “informacion”, como tu la llamas –volvio a responder.

- No, no te la he pedido, pero tampoco es un delito que me digas si lo haces, si es que lo haces…, pero no creo que no lo hagas. Tampoco os oigo a mama y a ti follando como locos. Todo lo que he podido oiros ultimamente ha sido de follar alguna vez, no mas de una vez al mes, y eso para un hombre no es nada. Desde luego, para mi no lo es –le solte del tiron, mientras en su rostro comence a ver signos de debilidad, y alguna perlada gota de sudor naciendo en su frente.

- Si Alicia, claro que me masturbo. Todos los adultos lo hacemos, independientemente de que tengamos pareja o no. Es natural hacerlo. Lo que no es normal es hablarlo asi, como si tal cosa –insistio en su incomodidad.

Me sente en el borde la cama, a su lado. Apenas le deje espacio para salir de donde estaba, con mis piernas por un lado y la mesita de noche por el otro, y con la pared lateral del dormitorio detras de el.

- ¿Y en que o quien piensas cuando lo haces? –le pregunte, mirandole de nuevo con mi mas picara mirada.

- En nada. No hace falta pensar en nada –me dijo, tratando de salir de la pregunta lo antes posible.

- No me lo creo. Yo si pienso. Lo hago porque asi, pensando en alguien que me ponga muy cachonda, siento mucho mas placer. Ya que lo hago, lo hago bien, y no me creo que tu, con la edad y la experiencia que debes tener, no utilices la mente para crearte un ambiente mas sensual y morboso –le dije, volviendo a rozar su brazo con mi mano.

- Si, a veces si pienso en cosas… imagino situaciones, personas. Joder, no deberia contarte todo esto –me dijo, haciendo un primer intento por escapar del lugar en el que estaba, pero estire levemente una de mis piernas y, todo lo que logro, fue rozar las suyas con las mias.

Volvio a mirarme de arriba abajo. Al estar el de pie y yo sentada, tenia una imagen privilegiada de mi pecho, apenas cubierto por el sujetador y, tras estirar una de mis piernas, las separe levemente, permitiendo asi una mejor vision del magnifico triangulo de mi cuerpo sobre el que se insertan los labios de mi cono.

- Dime en quien piensas. Si tu me lo dices, yo te dire en quien pienso yo. Sera nuestro secreto. ¿No te apetece tener un secreto conmigo? –le dije, rozando esta vez su pierna, subiendo mi mano por su muslo hasta casi llegar a su entrepierna.

- No deberiamos contarnos estas cosas, Alicia. No esta bien, podemos meternos en un lio –trato de convencerme.

- No creo que nos metamos en ningun lio. Intuyo en quien piensas cuando te masturbas, en como utilizas tu mente con la chica que eliges para tus fantasias. Solo quiero oirlo de tus labios –insisti.

Durante unos segundos, Pablo dudo. Cerro los ojos, cerro los punos de sus manos. A punto estuvo de salir de alli, de huir de mi presion, de mis preguntas y de la realidad ante la que le estaba poniendo. Pero el deseo, la pasion, el morbo y el fuego de su cuerpo fueron ganando la partida, y acabo claudicando:

- Pienso en ti, Alicia. Te imagino a ti. Te imagino en todas las posiciones posibles, de todas las maneras conocidas. Pienso en que devoro tu joven cono, en que mamo tus tetas, dulces y tersas. Pienso que tu boca se aduena de mi verga para lamerla y chuparla como una diosa, para exprimir hasta la ultima gota de la leche de mis huevos. Te imagino debajo de mi, o encima, recibiendo, una tras otra, todas mis embestidas, hasta hacerte gritar de placer, entregada por completo a mi –dijo por fin, sin pensarlo mas, tensando todo su cuerpo, y cerrando los ojos con fuerza al hablar.

- Mmmmm, me encanta que lo hagas asi, que me uses de ese modo para tu placer, porque, ¿sabes quien es el macho que aparece en todas mis fantasias? –le pregunte, esperando para responderle a que abriera sus ojos- Ese macho eres tu. Te imagino conmigo, sobre mi, debajo de mi y dentro de mi. Y siempre que lo hago, mi chochito se inunda con los fluidos que tu presencia en mi imaginacion me provocan –anadi.

No necesite decir mas. Pablo me empujo con fuerza sobre la cama. De un movimiento mucho mas agil de lo que yo habia imaginado, me arranco el sujetador, y mis dos tetas se ofrecieron desnudas, con sus pezones rosados, endurecidos y desafiantes apuntandole a la cara, para ser de inmediato devorados por su boca.

Pude sentir por fin el calor y la humedad de su aliento sobre mi piel. Su lengua rodeo y aplasto cada uno de mis pezones, una y otra vez, mientras que sus manos, locas y sin control, recorrian cada centimetro de mi cuerpo, en busca de los rincones mas escondidos y oscuros de mi ser, cada vez mas encendido y caliente.

Pronto sus labios abrazaron mis pezones, succionandolos y mordiendolos, besandolos y lamiendolos, arrancando mis primeros gemidos de placer, haciendolos crecer mucho mas de lo que ya lo estaban, y mucho mas de lo que cualquiera de los ninatos con los que habia follado hasta entonces, habia logrado hacerlos crecer.

Mis manos sujetaban su cabeza, enredando mis dedos en su cabello revuelto, mientras que sus manos se enredaron en mi cuerpo, subiendo y bajando por el, recorriendolo desde mis tetas hasta mis caderas, mis muslos y mi culo, bordeando, sin tocarlo, mi cono cada vez mas ardiente y mojado.

De pronto solto mis pezones. Quedo por un instante quieto, parado, contemplandome semidesnuda, a su merced, tan cachonda como lo estaba el, suplicandole con la mirada que continuara, que me hiciera suya, que me hiciera lo que le placiera, dejando que mis manos se hundieran en la hendidura que los labios de mi conito dibujaban en los leggins.

A continuacion se coloco de rodillas entre mis piernas. Sus ojos estaban ardiendo, su mirada era la mirada con la que, hacia mucho tiempo, habia sonado: Por fin Pablo se habia convertido en el macho con el que siempre sone, el macho a quien mi madre no le daba todo lo que merecia, ni le hacia sentir todo lo que deberia. El macho que tantas veces me habia llevado a sonar con lugares desconocidos e inexplorados.

Se quito la camiseta. Su pecho desnudo, cubierto por una leve cortina de vello suave y sedoso, era una tentacion irresistible. Me incorpore como pude en la cama y, tras acariciarle el pecho y los pezones, ahora fui yo quien se los beso y lamio, quien se lleno la boca con aquellas deliciosas protuberancias, succionandolos y besandolos a cada instante.

Sus manos sujetaron mi cabeza, oprimiendome con fuerza contra su propio pecho, a la vez que de su boca escaparon algunos gemidos y suspiros, que primero fueron leves y suaves pero que, de inmediato ganaron fuerza e intensidad.

Tras algun minuto mas, Pablo empujo de nuevo mi cuerpo contra la cama, haciendo que otra vez quedara completamente echada sobre ella, y a su merced. Aunque esta vez, y antes de que el pudiera hacer nada, atrape su verga a traves del pantalon, con una de mis manos: era gruesa, dura y caliente. Como siempre la habia imaginado. Como a mi me gustan.

No necesite pedirle ayuda a para quitarle el pantalon. En cuanto sintio mi mano sobre su polla, tratando de tantearla y sopesarla, el mismo se desnudo. Cuando se quito el boxer, una llamativa polla, de un tamano considerable, y bastante gruesa, salto como si hubiera sido impulsada mecanicamente por un resorte.

Aquello era demasiado para mi. No la iba a dejar escapar. Ahora fui yo quien le obligo a echarse sobre la cama. Me coloque sobre el, sintiendo la fuerza de sus manos sobre mis tetas, presionandolas y tirando a la vez de mis pezones, haciendome gemir al sentir aquella mezcla de dolor y placer que me volvia loca. En cuanto pude bese su boca, mientras acomode su polla erecta entre mis piernas, sintiendo su dura presion en mi cono y en mi clitoris, ocupando todo el arco que se formaba en mi entrepierna.

Sus labios y su lengua me supieron a la mas dulce miel y a deseo. Sus manos se agarraron con fuerza a mi culo, sobandolo a conciencia, hundiendo sus manos en la profunda hendidura que los leggins dibujaban en mitad de las nalgas, haciendo que mi cuerpo se moviera, arrastrandome sobre su verga, presionando mi cono, mientras que su boca y la mia, fundidas en un apasionado beso, se convirtieron en una sola boca con dos lenguas alocadas y juguetonas. La una buscaba a la otra, la una se enredaba con la otra, se acariciaban, se huian y se volvian a unir.

Una primera oleada de fluidos inundo mi almeja, haciendo que mis labios chapotearan en la viscosidad humeda y pegajosa que lo lleno todo. En cuanto tuve oportunidad, abandone su boca, y deslice mis labios por la piel de su cuerpo, descendiendo despacio por su pecho y por su vientre, acercandome a hasta su erecta y dura verga. Podia sentir, a medida que me acercaba a ella, el calor y el aroma que emanaban de aquel trozo tan deseado de su cuerpo.

Cuando llegue hasta su polla, se la sujete suavemente con los dedos de una de mis manos, para disfrutar contemplandola: era de buen tamano, gruesa, muy dura y ardiente. Su piel, estirada hasta el limite, era tremendamente suave, y en ella se marcaban sus venas, sobre todo una de ellas, longitudinal, gruesa y oscura, de una manera fenomenal. Me resulto completamente imposible resistirme a lamersela. Llegados a este punto, tampoco tenia intencion de no hacerlo.

Se la envolvi con la lengua, llevandola a recorrer cada milimetro de su caliente y estirada piel, subiendo y bajando despacio por el tronco de su verga, sin apartar mi mirada de la suya, y sin dejar de acariciar sus huevos con mis manos, los cuales se endurecian por momentos.

Tras algun minuto de darle suaves caricias con la lengua, abri la boca e introduje en ella todo su glande: rosado, grueso y abultado. Mis labios se cerraron sobre su tronco, y los deslice despacio, hundiendo aquel cilindro de carne dura y caliente en mi boca, hasta succionar la punta de su delicioso capullo. Pablo gimio, con mas fuerza e intensidad de lo que habia hecho hasta ese momento. Despues de varias succiones mas, abri mas la boca y deje que la mayor parte de su tranca la llenaran, para comenzar a mamarsela. Muy despacio al principio, abriendo y cerrando mis labios, jugando con mi lengua en su capullo, e incrementando poco a poco la intensidad y la velocidad de la mamada.

Pablo comenzo a gemir de forma notoria, mucho mas fuerte e intensamente que antes. Tenerle y sentirle asi era superior a mi capacidad de autocontrol. Me volvia loca escucharle gemir. No era la primera vez que le escuchaba, muchas veces le habia espiado mientras se masturbaba en el bano o en el dormitorio que compartia con mama, pero nunca habia sido yo quien le hubiera hecho gemir asi, al menos no directamente, aunque ahora sabia que tambien el se calentaba y excitaba pensando en mi. Sentirle y oirle de ese modo, me hizo sentir poderosa, una especie de diosa que iba a obtener por fin lo que tanto ansiaba.

Incremente aun mas el ritmo de mi mamada, ensalivando su verga todo cuanto pude, haciendo que mis babas se deslizaran por su tranca hasta mojar sus huevos, sin que mis labios y mi lengua dejaran de succionar y acariciar su preciada polla.

Cuando senti que el momento final estaba a punto de llegar, que habia rebasado el punto de no retorno, una nueva oleada de fluidos llenaron mi chocho, empapandolo aun mas de lo que ya estaba, y haciendo a la vez que Pablo se retorciera y convulsionara de placer, arqueando su pelvis, presionando mi cabeza contra su polla, ayudandose para ello de sus manos que, fuera de si, empujaban mi cabeza con fuerza, tras acariciar y sobar mis tetas, y tirar con fuerza de mis endurecidos pezones.

Por fin llego. Por fin Pablo, emitiendo un sonido gutural, lleno mi boca con la esencia de su placer. Una esencia blanquecina, espesa y viscosa que inundo mi boca, a la vez que mi propia esencia inundo mi cono. Durante unos segundos mas continue mamando aquella deliciosa polla, exprimiendo hasta la ultima gota de su nectar.

Con la boca completamente llena con su semen, por fin me incorpore, para colocar mi boca a escasos centimetros de la suya, y comence a tragar su corrida. Antes de que pudiera hacerlo, Pablo tiro de mi y lleno de nuevo mi boca con su lengua, lamiendo los ultimos restos de su corrida.

Apenas me dio tiempo de echarme a su lado, sin dejar de acariciar su polla que, a diferencia de otros hombres con los que habia estado, apenas habia perdido un apice de su ereccion, tan solo un poquito de dureza: no me habia equivocado: era un buen macho, cuando Pablo se incorporo, colocandose de nuevo entre mis piernas. Volvio a sobar mis tetas, tiro de nuevo de mis pezones y los volvio a morder, con fuerza, casi con sana, volviendo a arrancar algun gemido de mi garganta.

A continuacion bajo sus manos hasta mi entrepierna. Esta vez si, poso su mano derecha sobre mi cono. Estaba completamente empapada. Llevaba muchos minutos emanando fluidos de mi cono que habian empapado mi ropa. Pablo me quito los leggins, llevandose de inmediato la parte mojada, en la que una gran mancha oscura lo delataba, hasta su rostro, aspirando profundamente, llenando sus pulmones con el aroma de una zorrita como yo.

Sin mediar palabra lanzo su boca contra mi cono. Lamio mis labios de abajo a arriba, hasta llegar a la parte ocupada por el clitoris, aun cubierto por su capuchon protector. Me estremeci de placer. Ese seria el comienzo de un estremecimiento sin fin.

Su lengua comenzo a lamer mis labios, una y otra vez, abriendolos poco a poco hasta poder penetrar dentro de mi conito. Una vez dentro, comenzo a follarme como si se tratase de una pequena polla. Una polla vivaz e incansable, que penetraba y salia de mi cuerpo a conciencia, sin reposo, mientras con sus manos acariciaba mis tetas y mi culo, elevando mi pelvis para permitir una mejor penetracion en mi conito.

Lo siguiente fue dedicarle tiempo a mi clitoris. Una vez que mi excitacion se hizo aun mas evidente, mi clitoris afloro de su envoltorio, empapado y pegajoso, pasando a ser lamido y acariciado por su lengua, a la vez que dos de sus dedos penetraron en mi encharcado cono, produciendo un sonido de chapoteo que a mi me sono a musica celestial, provocando con todo ello una nueva oleada de fluidos que fueron a parar a sus labios y lengua.

Mis gemidos fueron incrementandose, a la vez que lo hizo la intensidad de su comida de cono. Sus labios succionaron con firmeza mi clitoris, haciendome retorcer de placer, llevando mis manos a su cabeza, para presionarle y apretarle contra mi cuerpo, mientras que sus dedos follaban cada vez con mas intensidad mi cono, ardiente y hambriento.

Cuando su lengua volvio a dibujar rapidos e intensos circulos sobre mi clitoris, mis gemidos se convirtieron en casi gritos y cuando, a continuacion, sus labios volvieron a morderlo, tirando de mi botoncito del placer con fuerza y seguridad, mi orgasmo estallo: me temblaron las piernas, a continuacion todo mi cuerpo lo hizo, cerre los ojos con fuerza, senti como una tremenda ola de placer sacudio todo mi cuerpo, apenas me dejo fuerzas para continuar respirando y para gritar, mientras una descarga, mas abundante que todas las anteriores, salio a borbotones por mi cono.

Tras un minuto en el que Pablo continuo lamiendo y acariciando mis labios y mi clitoris, y en el que mi cuerpo no dejo de temblar, por fin se dio por satisfecho y se echo a mi lado, casi tan exhausto como yo, y con la misma cara de satisfaccion.

- ¿Esto es lo que habias sonado? –le pregunte, acariciandole de nuevo la polla, que seguia bastante erecta y casi igual de dura que antes.

- Esto… y alguna cosa mas –respondio.

- Pablo, este es tu momento, aprovechalo –le dije.

No necesito que le dijera nada mas. El mismo comenzo a besarme de nuevo, mientras que la mano con la que acariciaba su polla comenzo a moverse sobre ella, arriba y abajo, logrando en apenas un minuto, que su ereccion volviera a ser tan potente como antes.

Despues de un largo y apasionado beso, Pablo se incorporo e hizo que me pusiera a 4 patas sobre la cama. Con una mano se sujeto a mi cabello, largo y sedoso, mientras que con la otra sujeto su polla para llevarla a la entrada de mi vagina. La sensacion de tener pegada a mi cono su dura y caliente polla hizo que un nuevo borboton de fluidos se deslizara al exterior de mi cuerpo.

Sin mediar palabra, senti como una especie de lanza de fuego, dura y gruesa, atraveso mi cuerpo, llenando mi cono con su verga: me habia penetrado de un solo y potente empujon, tirando a la vez con fuerza de mi cabello hacia atras. Grite de placer, de dolor, de deseo…

Pablo comenzo a bombear su polla dentro de mis entranas. Me estaba partiendo por la mitad, pero me estaba volviendo loca de placer. Su polla, gruesa y dura, estaba reventando mi cono, estirando su piel hasta el limite, chapoteando en mis jugos, mientras mi garganta no podia parar de gemir, y mis dedos, de manera automatica, buscaban darme placer en el clitoris.

Entraba y salia de mi cuerpo a una velocidad cada vez mayor, con mayor intensidad y profundidad, haciendome sentir sus huevos golpeando en mis nalgas y golpeando estas con sus manos, azotandome de forma sonora, haciendome sentir un intenso picor y escozor que, lejos de resultarme desagradable, me excito aun mas.

Apenas cinco minutos despues, un primer orgasmo invadio mi cuerpo. Todo mi ser se convulsiono y tensiono, hasta hacerme derramar mis fluidos sobre su polla, gritando de placer, gozando como una buena zorra que ha logrado su objetivo, sintiendome partir por dentro con cada una de sus potentes embestidas.

Pero Pablo aun no habia terminado, y queria hacerlo. Y, por supuesto, yo queria que lo hiciera. Siguio bombeandome con fuerza, con mas fuerza y con mas rabia que antes, seguramente que impulsado por mi propia corrida.

Volvio a azotar mis nalgas, provocando de nuevo esa sensacion entre escozor, picor y placer que habia descubierto que tanto me gustaba. De pronto oi como comenzo a gemir. No lo habia hecho hasta ese momento. Su final estaba cerca, lo que hizo que mi propio cuerpo se excitara de nuevo aun mas.

Culee como pude, tratando de coordinar mis movimientos con los suyos. Lo logre, haciendo que sus penetraciones fueran aun mas profundas, llenando mis entranas hasta lo mas hondo, provocando que mi vagina abrazara y se cerrara sobre su verga, queriendola exprimir, queriendola dejar ahi dentro, para siempre, para mi.

Por fin Pablo se corrio. Un orgasmo intenso y prolongado acompanado por varios chorros de su pegajoso y caliente semen, que fueron a llenar mis entranas y mi vagina, mezclandose con mis propios fluidos.

Pablo continuo bombeando unas cuantas veces mas, fuera de si, gritando de placer, palmeando con fuerza mis nalgas y apretando su cuerpo, con toda su alma, contra mi cono.

Mientras tanto, mis dedos frotaron con mas intensidad y fuerza sobre mi clitoris, excitada de nuevo hasta el limite, volviendo a sentir un nuevo e intenso orgasmo. Mas corto que el anterior, pero tan placentero como aquel, que me llevo de nuevo a sentir como mis piernas, tras un estertor de placer que, en forma de latigazo, sacudio todo mi cuerpo, comenzaron a temblar, hasta obligarme a echarme sobre la cama.

Pablo se echo a mi lado, acariciando suavemente mis pechos y mis mejillas, rodeando con la yema de sus dedos mis labios, antes de besarme de nuevo, aunque esta vez, el beso fue menos apasionado y mucho mas carinoso.

- Alicia, hemos hecho una locura –me dijo Pablo, mirandome a los ojos, aunque sin signos de reproche.

- Quiza si, pero quiza es algo que debiamos hacer para no volvernos locos de ganas–le dije.

- Seguramente que tengas razon pero, ni tu madre ni nadie, puede saber una sola palabra de lo que ha sucedido –me dijo, ahora un poco mas serio.

- Claro que no lo va a saber. Yo no se lo dire –le dije, sonriendole antes de besarle de nuevo-, y estoy segura de que tu tampoco lo haras. Pero no quiero que esta sea la primera y la ultima vez. No mereces la indiferencia de mama, no sabe lo que se pierde no follando contigo –anadi.

- No le culpes a tu madre. Las cosas son mas complicadas. A veces no podemos hacer lo que realmente deseamos, ni los problemas nos dejan desear lo que deberiamos –me respondio.

- Sabes que, cuando quiera, me sera muy facil convencerte de que tienes en casa todo lo que puedas desear –le dije.

Pablo me miro fijamente, recorriendo todo mi cuerpo, acompanando a su mirada con una larga y suave caricia, que llevo a sus dedos desde una de mis mejillas hasta el humedo y calido rincon de mi chochito, haciendome estremecer de nuevo.

- Alicia, deberiamos ducharnos antes de que tu madre vuelva, como nos encuentre asi, aqui va a terminar nuestro idilio –me dijo sin dejar de observarme

- Tienes toda la razon, deberiamos ducharnos ya –le respondi.

- Perfecto, pasa tu primero, si quieres –me dijo, separando por fin su mano de mi cuerpo.

- Gracias. Eres el padrastro perfecto –le dije y, despues de besarle de nuevo, esta vez en su amorcillada y pegajosa verga, abandone mi dormitorio, desnuda, sudorosa e impregnada de fluidos, camino de la ducha.
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