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12 Jan 2024Navidad con mi Tia y mi Madre El divorcio le hizo mal a mi madre, el engano de mi padre la alejo de las relaciones y la sumio en una profunda depresion, volviendola alguien fria y distante, entonces confabulado con mi Tia paterna decidimos darle algo especial en estas fechas para sacarla de ese poso de la soledad.

Maria es mi madre, una mujer mayor de 42 anos…, ella es una belleza madura, alta, con una hermosa piel blanca con algunas cuantas arrugas, que solo demuestran que el tiempo no ha hecho mas que embellecerla, con una larga y negra melena, adornada con unos cuantos mechones plateados, negandose a tenirlos.

Su cuerpo mellado mismamente con el tiempo, sus pezones empezando a caerse y con algunas cuantas estrias productos del tiempo y el embarazo, pero aun asi con un cuerpo lleno de gracias, con grandes tetas y culo simplemente mas que apetecible, su abdomen abultado con algo de grasa, debido a que dejo de asistir al gimnasio, ya no sintiendose atractiva para nadie.

Tristemente esto paso, despues de que mi “querido” padre decidiera meterse con una chica que apenas habia cumplido los 18 anos, al principio mi madre actuo con ira y resentimiento, danando la imagen no solo publica de el, si no laboral, cosa que hizo que papa saliera corriendo para evitar mas castigos de mi madre.

Pero cuando su ira la dejo, solo dio paso a la depresion, mi madre dejo de salir, dejo de arreglarse y simplemente se sumergio en el hecho de que su marido la cambio por alguien mas joven.

Sin saber que hacer, mas que acompanarla y hablar con ella, pedi ayuda a mi Tia Barbara, hermana mayor de mi padre, ella era divorciada, despues de que su marido muriera en un accidente.

Imagine que, si alguien podria ayudarla, tendria que ser ella… y me arrepenti automaticamente de pedir su ayuda.

-!¿Que?!-, Le grite a mi Tia, despues de escuchar su plan del como sacaria a mi madre de su depresion.

-Baja la voz nino-, Me respondio mi Tia, -Este restaurante me gusta mucho y quiero mantener mi buen estatus aqui-, Dijo esto a la par que le daba un trago a su bebida.

Mi tia Barbara era una mujer madura, mayor que mi madre solo por 3 anos, esbelta con un cuerpo tonificado por el ejercicio y de piel bronceada, ademas de haber pasado por el quirofano un par de veces, para agrandar sus tetas y darle una linda forma a su trasero.

-Tia… me acabas de decir que… follemos a mi madre-, Le dije en susurro, dandole un trago a mi bebida, ahora entendia el porque me habia pedido un whisky, siendo medio dia.

-Escucha se que tu madre no ha salido con nadie, desde que mi hermano le puso los cuernos, ha estado encerrada, solo saliendo para salir a trabajar y hacer las compras necesarias para la casa-, Me dijo Tia tomando mi mano, -Tu eres el unico hombre que se quedo a su lado, eres el unico hombre en el que confia, no puedo llegar a tu casa, sacarla y presentarsela a un hombre X, ella no lo aceptaria, asi que tu eres su unica y mejor opcion-, Declaro soltando mi mano, para tomar otro trago.

-Pronto sera navidad-, Dije dandole tambien un trago a mi bebida, -Ella no quiere hacer nada-.

-Bien, es hora de hacer algo y esto es lo que haremos-, Y asi empezo a contarme su plan.



24 de diciembre.

Mama estaba sentada en sofa leyendo un pequeno libro, -¿Mama no tienes algun plan para el dia de hoy?-, Le pregunte al verla.

Ella levanto la mirada de su libro, -No querido, sal a divertirte, yo me quedare aqui con mi libro-, Respondio ella con una pequena sonrisa.

-¿Te gustaria salir conmigo?-, Lance mi pregunta, el primer paso del plan de mi tia.

-Gracias querido, pero no, no quiero amargarte la noche, sal a divertirte con tus amigos, yo estare bien aqui sola-, Volvio a decirme con la misma sonrisa.

-Mama por favor, no vas a pasar esta navidad, sola, no vale la pena que te estes martirizando por papa, ponte un lindo vestido y saldremos a celebrar navidad como dios manda-, Dije tendiendole la mano, a lo que ella hizo un gesto como de querer llorar, antes de tomar mi mano y salir corriendo a arreglarse.

Rapidamente mande un mensaje a mi tia, que me respondio mandandome la direccion de un hotel donde se llevaria a cabo una “fiesta navidena”, aunque segun mi tia, la fiesta solo es una tapadera, es mas que nada para que parejas puedan beber y follar sin preocupaciones.

Llegamos al hotel, cosa que extrano mi madre, pero no lo suficiente, como para que hiciera algunas preguntas, ella se habia vestido con un lindo y pegado vestido de noche de color azul oscuro, llevaba su bello maquillaje puesto y se habia colocado una buena cantidad de perfume.

Por primera vez en mi vida, miraba de forma distinta a mi madre, no como una madre, si no como una mujer.

Entramos y en la estancia nos encontramos por “casualidad” a mi tia Barbara, quien iba vestida con un vestido de noche mucho mas corto de color negro y pegando a su cuerpo, no dejando nada a la imaginacion, casi dejando visible sus bragas, con un gran escote por delante.

-!Que sorpresa Maria! !Me alegro de verte!-, Casi grito, corriendo a abrazar a mi madre, -Sobrinito tambien me alegro de verte-, Dijo dandome la mano, el plan estaba en marcha.

Mi madre se mantenia un poco a la defensiva de mi tia, era la hermana de su ex marido, pero fue cordial, para no amargar la fiesta a nadie, entonces note como mi tia, poco a poco seguia dandole tragos a mi madre, cada bebida era mas fuerte.

Si no supiera de los planes de mi tia, no hubiera notado, los toques, las caricias, la manera de estar cerca de ella.

Sus manos acariciando su espalda, se colocaban en un muslo al descubierto y en 2 ocasiones, la mire olfateando su cabello.

El alcohol estaba haciendo su magia, mi madre reia y habia hablado con varias personas, no solo conmigo o mi Tia, incluso habia estado bailando y las bebidas nunca se detuvieron, mi Tia se ocupo de ello.

Cuando mi madre comenzaba a tropezar con sus pies, fue la senal de que era hora de pasar a la siguiente parte del plan.

Apoyandose en mi, caminos no a la salida, si no al elevador, mi tia habia rentado una habitacion, en donde nadie podria vernos o escucharnos, mi tia entonces sin ninguna preocupacion o verguenza, empezo a meter mano a mi madre.

La mire con incredibilidad, mientras acariciaba sus pechos y con su otra mano libre, su trasero, pronto ella guio una de mis manos, a uno de sus senos, -Cuando eras un bebe, te pegabas a una de estas por horas, ¿No te gustaria probarlas de nuevo?-, Me pregunto con una maquiavelica sonrisa.

Y me averguenzo de decir que asi lo hice, en cuanto mi tia le bajo un poco el Top, y me pegue al izquierdo, asi como mi tia al derecho, mi madre lanzo un suspiro no de sorpresa, mas bien de alivio.

Pronto mi mano se deslizo para acariciar por encima de su ropa interior su vagina, mientras que mi tia seguia acariciando su trasero, joder en algun momento, mi tia comenzo a acariciar mi miembro por encima de mi pantalon, pero rapidamente se detuvo.

-¿Porque?-, Le pregunte con sorpresa, acomodandose el vestido y el de mi madre.

-Porque seria mas comodo, en una cama-, Me respondio sonriendo, caminamos apurados hasta que llegamos a la habitacion.

Depositamos a mi madre con calma en la cama y rapidamente la desvestimos, al igual que nosotros, empezamos besandola, cada uno se tomo un momento, para besarla, el deseo, la excitacion, el morbo, me nublo el sentido.

Me concentre en sus pechos y mi Tia Barbara en su vagina, cosa que empezo a hacer gemir a mi madre, pronto cambio a mi erecto pene, saboreandolo y metiendoselo todo a la boca, para despues volver a la vagina de mi madre.

Pronto cambiamos ahora yo saboreaba la vagina humeda de mi madre y alternaba entre ella y la vagina de mi Tia.

Sorprendi a mi Tia metiendole un dedo en la vagina, ganandome un gemido de Ir a pagina 2
30 Dec 2023El sobrino de mi marido Saco su enorme pinga y me la puso en la boca.

Mi marido trajo a su sobrino del interior del pais para que realice unos tramites legales.

El muchacho tiene 20 anos es delgado, blanco, no era mi tipo ya que me gustan los rellenitos.

Mi nombre es Zuleika tengo tengo 44 anos soy morena, nalgona me gusta mucho probar cosas nuevas

Cuando yo regresaba del trabajo me ponia mis pantalones cortos y una blusa corta y me ponia

a acomodar la sala y luego a cocinar algo. Asi pasaron los primeros dias de su estancia.

El domingo estaba mi marido tomando cervezas con unos amigos y me invitaron a tomar algunas

yo acepte asi transcurrio la tarde entre cervezas y risas

Como a las 8 de la noche mi marido fue a dejar a sus amigos y luego se quedaria trabajando en

en su taxi, asi que me quede sola con el muchacho cuyo nombre es Jorge, como yo estaba

Algo mareada me fui a mi cuarto me cambie me puse un cachetero sexy y me fui a la sala

donde Jorge estaba viendo tv, me sente junto a el, le pregunte si queria algo de tomar me

dijo que si me levante voltie mi cabeza y lo vi mirando mi culo.

Nos pusimos a tomar unas cervezas y pusimos una pelicula de comedia despues de un

rato me rei tanto que se me salio un gas que sono bien fuerte , le dije que pena

el me respondio con una sonrisa me dijo descuidada eso pasa, me pare por otra cerveza y de

forma deliberada le rose mi culo por la cara,el me agarro por la cintura con fuerza y me tiro

al sofa y me bajo el panty y empezo a mamarme el culo con frenesi y yo solo gemia que rico

sentia me volteo y saco su enorme pinga y me la puso en la boca se la mame con tanto gusto

que casi lo hago venir, me puso en cuatro y me la metio por el culo hasta que me lo lleno de semen.
08 Feb 2024¿Que hace el abuelo con mis primas? La madre de Denisse la obliga a camelarse a su abuelo para que la incluya en el testamento, pero tendra en sus primas dos duras competidoras.

Es sabido que hay personas capaces de hacer cualquier cosa por dinero, de eso no me cabia ninguna duda, lo que descubri fue que algunos incluso usan a sus hijos para conseguirlo. En mi caso, fueron mis padres los que me utilizaron a mi, creyendo que iban a sacar beneficio. Lo que no imaginaban era en lo que eso me iba a convertir a mi.

Mi vida era la de una muchacha normal de mi edad. Por suerte, no tenia mas preocupaciones que los estudios y en eso concentraba todos mis esfuerzos. Tenia unas buenas amigas, aunque quizas demasiado obsesionadas con los chicos, pero yo tenia claro que a esa edad lo prioritario eran los estudios y sacar las mejores notas posibles.

Eso no queria decir que no me gustara divertirme siempre que la agenda escolar me lo permitiera. Tenia amigas a las que sus padres no las dejaban salir nunca y otras a las que no les ponian ningun tipo de control. Yo estaba en un punto medio, me dejaban hacer planes fuera del instituto, pero siempre tenia que estar disponible para sus paranoias.

Porque mis padres eran unos tipos muy peculiares. Aunque aparentemente fuesen normales, yo sabia que en realidad se trataba de dos personas mas preocupadas por criticar a los demas que por ellos mismos. Solo consideraban que estaba bien lo que ellos hacian, cuando, en realidad, su forma de ser era la mas reprochable de todas.

Mi padre llevaba casi toda la vida viviendo de una pension del estado por una dolencia leve de espalda que el exageraba para no tener que trabajar. Era un vago con todas las letras al que solo le salvaba la simpatia que solia fingir de cara al publico. Conmigo era bueno, eso no podia negarlo, pero ya tenia una edad en la que me avergonzaba por sus comportamientos.

Y luego estaba mi madre, una persona aun mas particular. Ella venia de una buena familia, de vivir de manera acomodada, hasta que sus padres decidieron que ya se habia terminado lo de vivir del cuento. No le cerraron el grifo por completo porque sabian que no iba a ser capaz de ganarse la vida por ella misma, pero la asignacion mensual que le seguian dando de adulta no era gran cosa.

Quizas lo que mas me afectaba de ellos era el hecho de no haberlos visto trabajar nunca. Se hacia complicado creerles cuando me decian que tenia que estudiar para poder ganarme la vida en el futuro. Eran un mal ejemplo para mi, ademas de tenerme siempre en tension porque nunca sabia con que ocurrencia o chisme podian venirme.

- Tengo una buena noticia, Denisse.

- ¿De que se trata esta vez, mama?

- El abuelo se esta muriendo.

- Has dicho que era buena.

- Ya, ya lo se.

- ¿Como va a ser buena noticia que tu padre se muera?

- Porque nos va a dejar un dineral.

- ¿Solo te importa eso?

- No tendremos que trabajar nunca mas.

- Pero si papa y tu no habeis trabajado en la vida.

- Pues si te portas bien, tu tampoco tendras que hacerlo.

Aunque mi madre nunca habia ocultado sus ansias de heredar, no esperaba que llegasen hasta tal punto de desear que su padre muriera. Desde que mi abuelo quedo viudo supo que mas pronto que tarde el tambien se iria y su enorme fortuna se repartiria entre ella y su hermana mayor, con la que tenia una rivalidad bastante peculiar.

Sabia que yo tambien me beneficiaria del deceso de mi abuelo, que, poco o mucho, algo tambien heredaria, pero preferia vivir con la tranquilidad de no haberle deseado el mal a nadie, y menos a un familiar. Aunque no hubiese aprendido nada sobre constancia y esfuerzo de mis padres, tenia claro que en el futuro no queria algo que no me hubiese ganado con mi trabajo.

Eso no queria decir que si el abuelo, por propia voluntad, decidiera dejarme algo lo fuese a rechazar. Tambien me asustaba lo que dos descerebrados como mis padres pudieran hacer con tanto dinero, por eso preferia tener mis propios recursos para poder alejarme de ellos. El problema era que mi madre sabia como conseguir manipularme.

Muchas fueron las veces que trate de convencerla para algo, y al final era siempre ella la que me obligaba a cambiar de opinion a mi. Con mi madre ya nada me pillaba por sorpresa, o al menos eso era lo que creia, hasta que me conto lo que habia planeado junto a su hermana para dar el paso definitivo que le asegurara la herencia.

- ¿Que te pareceria pasar el verano en una casita en la playa?

- Raro, porque nunca me habeis llevado mas lejos de la piscina municipal.

- Serian unas vacaciones en familia.

- ¿Nosotros tres?

- Y tambien con el abuelo, la tia y tus primas.

- Pero si la tia y tu no os soportais.

- Digamos que las dos tenemos una preocupacion en comun.

- No me lo digas... !la herencia!

- Asegurar lo que es nuestro, si.

- Creia que os ibais a sacar los ojos por cada centimo.

- Yo tambien lo pensaba, pero nos tenemos que aliar contra un enemigo comun.

- ¿De que hablas?

- No nos fiamos de la cuidadora de nuestro padre.

- Pobre mujer, si se esta tragando los peores anos del abuelo.

- Por eso mismo, el siempre ha sido muy blando y es capaz de dejarle algo.

- Bien merecido se lo tendria.

- El dinero y la casa nos pertenece a sus hijas.

- No tengo ninguna gana de soportar a las primas.

- Te entiendo, querida, pero esto no se nos puede escapar.

Siempre habia reganado a mi madre por la mala relacion que tenia con su hermana, le decia que con la familia habia que llevarse bien, pero la realidad era que yo no soportaba a mis primas. Mientras que yo vivia avergonzada porque mis padres me mantenian practicamente de la caridad, ellas eran unas pijas que presumian de todo lo que su padre les compraba.

Por motivos que aun no alcanzaba a entender, mi madre se habia conformado al casarse con un vago, pero mi tia aspiraba a mas y acabo cazando a un rico empresario portugues. La relacion no duro demasiado, aunque si que le dio tiempo a quedarse embarazada de gemelas y asegurarse el futuro economico gracias a sus hijas.

Puede que mi tia se esforzara por disimular el desprecio que sentia hacia nosotros, pero, Catia y Gilma, mis primas, nunca perdian la oportunidad para mirarnos por encima del hombro. Solo el dinero de la herencia podia conseguir que dos familias con una relacion tan mala decidieran aparcar sus diferencias y juntarse durante un verano entero.

Durante las pocas semanas que quedaban hasta las vacaciones intente por todos los medios que mi madre me permitiera no acudir con ellos a la casa de la playa. No solo no queria verme envuelta en lo que fuese que tuvieran preparado para convencer al abuelo, tampoco queria compartir un solo segundo con mis odiosas primas.

Pero nada de lo que probe dio resultado. Mi madre era consciente de que yo tenia mas posibilidades de convencer al abuelo que ella misma, asi que no podia faltar. Una vez mas, cedi a sus pretensiones y me prepare para lo que daba por hecho que seria el peor verano de mi vida. Al menos tendria cerca la playa, que era algo que no podia decir demasiado a menudo.

- ¿Que pretendes que haga para convencerlo?

- Ser simpatica y carinosa con el.

- Es mi abuelo, se supone que siempre debo comportarme asi.

- Muy bien, Denisse, esa es la actitud.

- ¿Como te lo vas a ganar tu? Porque no es que te tenga mucha simpatia.

- Digo yo que a un paso de la muerte querra estar a bien con su hija pequena.

- O quizas sea el momento ideal para mandaros a tomar por saco a las dos por malas hijas.

Lo que estaba claro era que nos ibamos a reunir unos personajes muy variopintos y podia pasar de todo. Cuando llego el dia de partir hacia la playa llene mi maleta de bikinis y poco mas, esperando que durante esas vacaciones no se me exigiera mas que disfrutar del mar. Mi intencion era afrontarlo con serenidad, no preocuparme de lo que hicieran mis primas y tampoco agobiar demasiado al abuelo.

La casa que habian alquilado era espectacular, se notaba quien corria con todos los gastos. Si era un poco inteligente, apenas tendria que cruzarme con nadie de la familia, simplemente estar encerrada en la enorme habitacion que me habian asignado y de ahi a la playa. Decirlo era muy sencillo, pero en cuanto vi a Catia y Gilma ya tenia ganas de pelearme con ellas.

Era algo superior a mi. Veia a mis primas, con esos aires de superioridad y esa prepotencia, cuando las tres veniamos de la misma familia, y me daban ganas de tirarles de los pelos. Yo siempre habia sido pacifica, pero ellas sacaban lo peor que tenia dentro, probablemente por la negativa influencia que mi madre siempre habia ejercido.

- Hola, prima Denisse.

- Catia, guapa, ¿como estas?

- Pues aqui... como todos.

- Vaya ocurrencia han tenido nuestras madres, ¿no?

- Hay que estar con el abuelito en sus ultimos dias.

- Pero quizas no era necesario hacerlo a cientos de kilometros de casa.

- Aqui estara mas tranquilo, relajado... y receptivo.

- ¿Receptivo?

- Para ver si podemos llevarnos un pellizco en el testamento.

- ¿Tu tambien has venido para eso?

- Claro, Gilma ya esta con el ahora mismo.

- Me parece lamentable.

- Se va a morir igual, mejor que nos deje el dinero a nosotras.

- ¿Y tu madre que opina de eso?

- No lo sabe, piensa que solo tiene que competir con la tuya por la herencia.

Podia llegar a soportar que mi madre y mi tia se comportaran como dos hienas carroneras en busca de la herencia, pero me ardia la sangre al pensar que pudieran ser mis primas las que se la repartieran. En ese momento senti el impulso de entrar yo tambien en juego, mas que por lo que yo pudiera ganar, por lo que pudiese hacerles perder a ellas.

Pero tenia que ser realista. Aunque mi relacion con el abuelo fuese buena, no se podia comparar con la que mis primas tenian con el. Ellas siempre fueron mas cercanas, aunque fuese unicamente para hacerle la pelota. Cualquier aproximacion que hiciera quedaria en nada si la comparamos con lo que Catia y Gilma estaban dispuestas a hacer.

Justo asi transcurrieron los primeros dias. Mientras mi madre y mi tia se lanzaban constantemente indirectas y llegaban casi a la discusion, mis primas no necesitaban nada de eso para empezar a camelarse al abuelo. Siempre estaban alrededor de el abrazandole, besandole y riendole todas las gracias. Cada vez que queria acercarme siempre tenia que toparme con ellas.

Lo que mas me fastidiaba de todo era que empezaba a sentir la frustracion que mi madre siempre habia llevado en su interior, y lo ultimo que queria era ser como ella. Alli el unico que parecia disfrutar de la playa era mi padre, todo el dia sin dar un palo al agua y ajeno a la disputa. Mi abuelo nunca lo habia soportado, asi que no tenia nada que rascar en el tema de la herencia.

La guerra familiar finalmente estallo a los diez dias de estar alli. Mi madre no soporto las exageradas y falsas muestras de carino de mi tia hacia su padre y acabaron discutiendo de manera exagerada, hasta tal punto que casi llegan a las manos. Puede que el abuelo estuviera mermado por la enfermedad, pero de tonto no tenia un pelo, y eso le hizo tomar una decision.

Para sorpresa de todos, mi abuelo anuncio que no pensaba dejarle a sus hijas mas que lo que la ley le obligara. Eso suponia que la herencia tendria que repartirse entre sus tres nietas, aunque dejo claro que aun no habia decidido que cantidad recibiria cada una. Eso provoco que la tension entre mis primas y yo aumentara aun mas.

- Ahora es responsabilidad tuya, Denisse.

- Dejame en paz, mama.

- ¿Quieres que tus primas se lo lleven todo?

- No, esas lagartas no se merecen nada.

- Por eso mismo, la herencia tiene que ser toda tuya.

- No puedo acercarme a el porque no lo dejan ni a sol ni a sombra.

- Pues ahora que lo dices, podrias ser carinosa y ponerle la cremita en la playa.

- Pero si nunca va, siempre se queda en casa.

- Es verdad, ya no se mueve para nada.

- Si hubiera algo que pudiera hacer lo haria.

- Lo que sea, hija, aunque le tengas que sujetar la chorra mientras mea.

- !Mama!

- Perdona, carino, pero no puedo soportar que esas se lo lleven todo.

Por primera vez en muchisimo tiempo estaba de acuerdo con mi madre, pero no queria tener que rebajarme hasta ese punto, y mucho menos por dinero. Era evidente que tenia que encontrar una solucion, porque mis primas llevaban ya mucha ventaja y tenia pinta de que se lo iban a llevar todo. No podria soportar que tuvieran todavia mas motivos para restregarme su superioridad.

A partir de ese momento comence a observarlas, sobre todo cuando estaban con el abuelo, para ver en que podia imitarlas y tratar incluso de superarlas. Las tenia todo el dia vigiladas e intentaba que no se quedaran a solas. A veces parecia que lo estaba logrando, hasta que me di cuenta de que habia un momento en el que las perdia de vista.

No parecia fruto de la casualidad que desde que el abuelo anuncio que iba a repartir la herencia entre sus nietas, mis primas llegaran siempre mas tarde a la playa. Por un motivo que no lograba entender, todavia seguiamos bajando todos en familia, menos ellas, que aparecian un buen rato despues. No hacia falta que fuese una desconfiada para saber lo que estaba pasando ahi.

Tenia que trazar un plan que me permitiera saber que estaban haciendo exactamente. No me convenia un enfrentamiento directo con ellas, asi que tenia que hacerlo con mucho cuidado. La manana siguiente, baje a la playa con mis padres y mi tia como si todo fuese normal, pero al llegar dije que me habia olvidado la proteccion solar y volvi corriendo a casa.

Lo primero que me sorprendio al llegar fue escuchar musica. El abuelo nunca habia estado interesado, y menos por la de ese tipo, asi que me dejo descolocada. Enseguida me di cuenta de que provenia de la habitacion de el, y me acerque con sigilo. Me asome por la puerta, sin saber muy bien que me iba a encontrar. Lo que si tenia claro era que jamas me hubiese imaginado lo que vi.

El abuelo estaba sentado en su sillon y mis primas, cada una a un lado, bailaban en bikini. Puede que ese acto en si no fuese demasiado perturbador, el problema era que el no dejaba de manosearlas y ellas no dudaban en darle besos incluso en la boca. Volvi a la playa antes de que me detectaran, completamente espantada por lo que habia visto.

- Denisse, parece que has visto un fantasma.

- Ojala fuese eso lo que he visto.

- ¿De que estas hablando?

- Ya se como pretenden conseguir la herencia las primas.

- Cuentamelo.

- Bailan para el.

- ¿Solo eso?

- Lo hacen en bikini mientras lo besan y el las toquetea.

- ¿Estas segura?

- Si, mama, lo he visto con mis propios ojos.

- Me parece repugnante lo que te van a obligar a hacer.

- ¿Como dices?

- No puedes quedarte atras, hija, debes seducirlo tu tambien.

- Supongo que no lo estaras diciendo en serio.

- Unicamente tienes que bailar un poco y dejar que te toque.

- !Es mi abuelo!

- Hay muchisimo dinero en juego.

- Ni siquiera puedo competir con el cuerpo que tienen ellas.

- Dices que se dejaban tocar, ¿no?

- Si, eso es lo que vi.

- Pues ve un paso mas alla y tocalo tu a el.

No me podia creer que mi madre me estuviera proponiendo en serio que le hiciera eso a mi abuelo, a su propio padre. Entendia sus ansias de dinero, especialmente si la alternativa era que mis primas se quedaran con todo, pero era dificil de asimilar que me estuviera ofreciendo de esa manera. No habia mantenido nunca relaciones con nadie, asi que me horrorizaba que el primero pudiera ser el y encima por interes.

Me negue a hacerlo, pero los dias fueron pasando y mis primas seguian repitiendo su misma estrategia. Sabian que se habian ganado ya al abuelo, por eso se dedicaban a presumir aun mas de lo habitual. No soportaba verlas asi de contentas, tan seguras de que ellas se lo iban a llevar todo y yo nada. Aun asi, me mantuve firme en mi idea de no rebajarme.

Una semana despues de haber presenciado aquello, tras bajar a la playa, me di cuenta de que ese dia me habia olvidado de verdad la proteccion solar. No queria volver a la casa y encontrarme con lo mismo, pero no me iba a quedar mas remedio. Entre sigilosamente, tratando una vez mas de no ser descubierta. Entonces me di cuenta de que no sonaba la musica.

Temiendo encontrarme algo todavia peor, me acerque al cuarto del abuelo, pero ese dia estaba solo. Mis primas debian tener otros planes o ya habian conseguido que les prometiera la herencia y no tenian que seguir esforzandose. En cualquier caso, el se dio cuenta de que estaba tras la puerta y me pidio que entrara.

- Hola, abuelo.

- ¿Que haces aqui, Denisse?

- Me he dejado la crema para protegerme del sol. ¿Las primas no estan?

- No, por lo visto conocieron a unos chicos hace un par de dias.

- Parece que siempre les sonrie la suerte.

- Dime la verdad, ¿por que estas aqui?

- Ya te la he dicho.

- Se que me viste el otro dia con Catia y Gilma.

- Fue sin querer.

- Pero ahora te preguntas que tienes que hacer para superarlas, ¿verdad?

- No, yo no...

- Ven, acercate.

Obedeci al abuelo y me acerque hasta su sillon, entonces el me cogio de la mano y tiro de mi para que me sentara en sus rodillas. Comenzo a mecerme como si fuera una nina pequena, a acariciarme el pelo. Podian haber pasado por gestos totalmente inocentes, tipicas muestras de afecto a una nieta, de no haber sabido lo que solia hacer con mis primas.

Me quede quieta, esperando que eso fuese suficiente para que al menos me tuviera en cuenta a la hora de redactar el testamento. Lo unico que me incomodaba hasta ese momento era lo ligera de ropa que iba, ya que unicamente llevaba el bikini y un pareo alrededor de la cintura. El abuelo comenzo a contarme historias de su juventud, mientras se animaba a colocar una de sus manos sobre mi muslo derecho.

Quise restar la importancia, pero no se limito a dejar su mano ahi. En cuestion de segundos ya estaba apretando, como si quisiera palpar la tension de mi carne. Fue ascendiendo hasta acercarse peligrosamente a mi sexo, pero lo esquivo y siguio subiendo hasta meterme la mano por debajo de la parte de arriba del bikini y sujetarme uno de mis pechitos.

- Abuelo, ¿que estas haciendo?

- Me gusta palparles las tetitas a mis nietas.

- Las de Catia y Gilma no son precisamente pequenas.

- Por eso mismo, a mi siempre me han excitado las de tu tamano.

- Pero soy tu nieta, no puedes meterme mano.

- Si que puedo, porque lo que te voy a dar a cambio merece la pena.

- Nunca me ha interesado tu dinero.

- No seas tonta, Denisse, podras alejarte de los estupidos de tus padres.

- Dudo que sea capaz de hacerlo.

- Dejame sentir el calor de tu entrepierna y tus primas no veran ni un centimo.

- Abuelo...

- Tu solo dejate llevar.

Mientras seguia aferrado a mi teta derecha, sosteniendo el pezon entre la punta de sus dedos, la otra mano se deslizo por debajo del pareo y fue directa a rozar mi sexo. Di un respingo sobre sus rodillas, jamas nadie me habia tocado en esa zona con esas intenciones, ni siquiera yo misma. Al principio frotaba por encima del bikini, pero no tardo nada en apartarlo.

Yo misma notaba lo humeda que estaba, y pude confirmarlo por el ruido que hacian los dedos de mi abuelo al acariciar me la rajita. Era lo mas extrano que me habia pasado en la vida, pero no podia negar que si cerraba los ojos y me dejaba llevar como el me habia pedido, resultaba bastante excitante.

El abuelo comenzo a besarme el cuello mientras seguia sobandome los pechos y acariciandome con lascivia mi conito. Lo hacia con delicadeza, asegurandose de no entrar en mi y desgarrar mi himen. Me sorprendia como podia estar poniendome tan caliente con unos simples tocamientos, hasta que me lo susurro al oido.

- Esto que te estoy frotando es el clitoris. Te gusta, ¿verdad?

- Mucho.

- Apuesto a que es la primera vez que sientes placer.

- Si, ni siquiera yo misma me habia tocado.

- Pues te vas a llevar el dinero y tu primer orgasmo.

Siguio estimulandome el clitoris hasta que todos los musculos de mi cuerpo se tensaron, arquee la espalda y cerre las piernas dejando su mano atrapada entre mis muslos. Senti un placer descomunal, un calor que se iniciaba en mi sexo y se expandia por cada rincon de mi cuerpo. Los gemidos escapaban de mi boca descontrolados, expresando lo tremendamente a gusto que me habia quedado.

- ¿Que te ha parecido?

- No puedo ni hablar, abuelo.

- Yo tambien he disfrutado mucho.

- Entonces... ¿ahora todo es para mi?

- En principio si.

- ¿Que quiere decir eso?

- Denisse, yo te prefiero a ti, pero si tus primas me ofrecen algo mas va a ser dificil que pueda rechazarlo.

Continuara....
30 Dec 2023Mi hermanastra se muda a casa Amor filial, sexo oral, voyeur. Jaime vive con su padre y su madrastra, pero un dia Carol, su hermanastra, vuelve a casa desde Argentina para preparar el acceso a la universidad y para incendiar su vida...

“Con lo tranquilo que yo estaba…”

Capitulo 1

Jaime se encontraba recostado sobre su cama, el zumbido del aire acondicionado se mezclaba con el sonido de los videos que veia en su telefono inteligente, hacia poco, habian sacado un videojuego que le encantaba, pero que todavia no podia permitirse, asi que, ahi estaba, viendo como otros jugaban.

Aquella tarde de fin de verano era calurosa, quedaba muy poco para el inicio del instituto de nuevo y lo cierto es que Jaime tenia muy pocas ganas de que empezase. Ademas, su hermanastra, Carol, iba a vivir con ellos aquel curso. Sus padres se habian casado hace tres anos, y hasta este verano, Carol habia estado viviendo con su padre en Argentina. Pero ahora tocaba preparar el expediente academico para ingresar en la universidad, asi que, asi estaban las cosas.

Sin embargo, la idea de compartir su hogar y su rutina diaria con ella lo ponia nervioso. Siendo hijo unico, siempre habia valorado su espacio personal y sus momentos de soledad. No sabia si estaba preparado.

Jaime y Carol se habian visto una vez en realidad, al vivir tan lejos, nada mas habian coincidido en una comida familiar que habian realizado en Navidad hace muchos anos. Lo cierto es que le habia parecido una chica muy atractiva y de lo mas inteligente. Y eso, eso le hacia sentir un poco inseguro, porque en realidad, sentia una especie de deseo carnal por su hermanastra que lo incomodaba.

Jaime era, por decirlo de alguna manera, un chico sencillo. Le gustaban los videojuegos, disfrutaba leer en sus ratos libres y era aficionado a la informatica. De hecho, ya habia realizado sus primeros intentos programando algunas paginas web. Sin embargo, con las chicas era una historia diferente: se ponia nervioso y, en general, no lograba conectar con ellas. Pero aquel verano, no obstante, habia conocido a una chica en las fiestas de su pueblo y habia perdido la virginidad con ella, de lo cual Jaime culpaba a la desinhibicion por el alcohol que habia bebido.

De pronto, un mensaje le saco de sus pensamientos.

—Va a llegar Carol, recibela cuando puedas.— Ponia el WhatsApp de su padre.— Llegare de trabajar tarde, asi que ensenale la casa y que se sienta comoda.

—Ok! Vale— Respondio Jaime sin mucho entusiasmo.

Jaime bajo las escaleras y se dirigio hacia la cocina, donde preparo una jarra de limonada bien fria para recibir a Carol. Se sento en la mesa y empezo a jugar con su telefono, mientras esperaba que llegara su hermanastra.

Pero, para su sorpresa, alguien llamo al timbre de la puerta. Jaime fue a abrir y se encontro con una chica practicamente desconocida, con una maleta en la mano y una gran sonrisa en el rostro.

—Hola, soy Carol— dijo la chica con una voz dulce y un leve acento argentino.

Jaime se quedo boquiabierto, no habia reconocido a su hermanastra, la chica era aun mas guapa de lo que recordaba de Navidad. Era alta y delgada, con una larga cabellera castana y unos ojos color miel que lo miraban con curiosidad.

—¿Jaime, verdad?— pregunto Carol tendiendole la mano.

Jaime reacciono y estrecho la mano de su hermanastra, bajando la mirada para no sentirse tan incomodo con su presencia.

—Si, soy yo. Pasa, por favor— respondio sonriendo ligeramente.

Carol entro en la casa y Jaime la siguio hasta la cocina, donde le sirvio un vaso de limonada.

—Muchas gracias— agradecio Carol con una sonrisa sincera.

—¿Que te parece la casa?— pregunto Jaime intentando iniciar una conversacion.

—Es muy bonita, me gusta la decoracion. Y gracias por la limonada, es muy refrescante. Pero, ¿donde estan todos?— pregunto Carol mirando a su alrededor.

—Papa esta trabajando, llegara tarde. Asi que, me toca hacerte de anfitrion. ¿Quieres que te ensene la casa?

Carol asintio y los dos salieron de la cocina. Jaime le mostro todas las habitaciones, el jardin y la zona de estudio que compartian.

Mientras caminaban por la casa, Jaime no podia dejar de notar que Carol era diferente a todas las chicas que habia conocido antes. Era inteligente, divertida y habia viajado por diferentes paises, lo que la hacia interesante a sus ojos.

Pero el no podia dejar de mirarla y sentir esa incomoda atraccion hacia Carol. Cada vez que la miraba, sentia un cosquilleo en el estomago y se ponia mas y mas nervioso. Aquella chica era preciosa, llevaba un top blanco que dejaba al descubierto su abdomen totalmente plano y una falda que bailaba sobre su culo perfectamente puesto. Jaime tenia miedo de que le pillase mirandola.

Ella, por su parte, parecia completamente ajena a los conflictos internos de Jaime. Estaba fascinada por la casa, haciendole preguntas sobre cada detalle de la decoracion y contandole anecdotas de los lugares que habia visitado.

Despues de un rato, los dos se sentaron a charlar en el salon. Carol le conto sobre su vida en Argentina, las costumbres que alli tenia, su amor por la musica y su deseo de terminar su carrera de medicina en Espana. Jaime se encontraba cada vez mas cautivado por ella, estaba claro que eran dos personas completamente diferentes, pero tambien sintio que encajaban bien juntos.

En un momento, Carol bajo la vista hacia su telefono y vio el mensaje de su padrastro.

—Parece que papa va a demorar un rato en llegar —comento, levantando la vista hacia Jaime—. ¿Como lo llevas con tener una hermanastra? No ha de ser facil.

Jaime se rio con ironia.

—No, no lo es. Es especialmente complicado cuando esa hermanastra es tan… —no pudo encontrar la palabra correcta. Especial, impresionante, atractiva, ¿que podria decir sin liarla?—. Diferente —acabo diciendo.

Carol sonrio con el cumplido.

—Espero poder hacerlo mas facil con el tiempo —dijo—. Tengo ganas de llegar a conocerte mas, Jaime. Creo que podriamos llevarnos muy bien.

Se rieron un rato juntos, hasta que Carol se dispuso a preparar su cuarto, Jaime, a su vez, se dirigio al suyo y encendio el video que estaba visualizando antes, aunque no le presto atencion, su mente estaba en la sonrisa y el cuerpo de su hermanastra.

Unas semanas despues, Jaime habia quedado con unos amigos, pero se habia hecho tarde. Habian estado jugando al baloncesto en unas canchas cercanas y, posteriormente, compartieron unas cervezas entre risas y bromas. Estaba cansado, por lo que decidio irse a casa para jugar un rato al ordenador y luego ir a la cama.

Al llegar a su casa, Jaime fue recibido por un penetrante silencio. Los pasillos estaban vacios y no habia ninguna lampara encendida ni ruidos familiares. Dedujo que sus padres debian de haber salido a cenar. Sin perder tiempo, subio a su habitacion en el segundo piso con la intencion de encender el ordenador. No obstante, justo cuando estaba a punto de abrir la puerta de su habitacion, escucho algo que lo hizo detenerse.

El sonido procedia del cuarto contiguo, el de Carol. Los ruidos la delataban; Carol estaba explorando su placer con un satisfyer, y no parecia saber que Jaime habia llegado a casa. Jaime se quedo paralizado, escuchandola.

Inseguro, se aproximo con cautela a la pared que dividia sus habitaciones. Lentamente, acerco su oreja a la superficie fria para escucharla mejor. Los gemidos de Carol resonaban por todo el espacio, bajos y temblorosos, pero innegablemente eroticos mientras se entremezclaban con el zumbido de su juguete sexual.

Cada sonido que Carol emitia empezo a atraerlo de maneras que no podia comprender. La linea entre lo prohibido y lo aceptable se habia volatizado y su miembro empezo a endurecerse.

Jaime cerro los ojos y respiro profundamente, apenas podia escuchar su respiracion debido al ritmo de su corazon, intentaba controlar sus emociones revueltas. Pero, cada vez que lo hacia, el ardiente gemido de Carol volvia a resonar en sus oidos.

Sabia que debia alejarse, sabia que estaba adentrandose en terreno peligroso, pero algo dentro de el lo mantenia pegado a la pared, hipnotizado por los gemidos de su hermanastra.

En ese momento, el zumbido aumento, senal inequivoca de que habia aumentado la intensidad del juguete. Jaime tomo una dificil decision y, tragando saliva, se acerco a la puerta del cuarto de Carol.

La puerta estaba entreabierta y, a traves de la rendija, pudo ver a Carol. Como si le hubiera golpeado una poderosa ola, se sorprendio por el deseo que la vision de Carol le provocaba. Su hermanastra acostada en su cama con los ojos cerrados y su rostro reflejando perfectamente los gemidos que habia estado oyendo.

Carol estaba inmersa en su mundo de satisfaccion, abandonada a su propio deseo, agarraba con una mano uno de sus pechos mientras con la otra, manejaba su satisfyer, y lo presionaba contra su clitoris mientras se retorcia y gemia cada vez mas fuerte, provocada por las olas de placer que el juguete le proporcionaba.

Jaime se retiro lentamente, sintiendose como un voyeur y regreso a su habitacion. Cerro su puerta suavemente y se acosto en la cama, la cara ardiente, la polla durisima y el corazon latiendo con fuerza en su pecho. Tenia la imagen grabada en la mente del cuerpo de Carol, desnudo, vulnerable, erotico…

Aun escuchaba los gemidos de su hermanastra a traves de la pared compartida. Inspirado por los sonidos y la vision todavia impresa en su cabeza, Jaime comenzo a masturbarse al ritmo de Carol.

Movia su mano al ritmo que le marcaban los gemidos, muy despacio, recreandose en cada matiz, imaginando como la penetraba ese mismo ritmo, como era el quien le arrancaba aquellos suspiros.

—Mmmm, que rico—suspiro ella—.

A Jaime se le paro el corazon y pego mas aun su oido a la pared, evocando en su mente las imagenes de la figura de Carol, retorcida, saltando entre intensidades de placer y relax, el sonido de su fluido mojando su juguetitos.

Carol se lo estaba tomando en serio, penso Jaime, quien a duras penas consiguio controlar su excitacion. Estaba a punto de alcanzar su climax.

Agarro algo de papel higienico y, procurando limitar el ruido, se dejo llevar por el orgasmo.

Al poco, escucho como su hermanastra se dirigia al bano y aprovecho, se levanto poco a poco y fue al salon, no queria dejar ninguna sospecha de que la hubiese escuchado. Cuando llego a la escalera, miro atras y miro hacia la puerta del bano pensando en ella.

Y de repente, la puerta se abrio. Cruzandose las miradas de ambos por un momento. Durante ese fugaz instante, una corriente electrica parecio atravesar el aire entre ellos. Luego, la puerta del bano se cerro con un golpe suave, rompiendo el silencio y la tension acumulada. Jaime se quedo un momento con el corazon galopante, su mente aun llena de la imagen de Carol.

Sin poder evitarlo, paseo su mirada por la puerta del bano una vez mas antes de continuar su camino hacia el salon. Comenzo a recoger algunas revistas y periodicos dispersos en el sofa, intentando mantener su mente ocupada en tareas mundanas.

A pesar de su esfuerzo, los sonidos del bano se hacian presentes en su mente. El correr del agua de la ducha competia con los latidos de su corazon. Se sento en el sofa y tomo la television remota para intentar distraerse, pero la pantalla parecia no tener nada interesante.

En medio de todos estos pensamientos, escucho a Carol salir del bano. La puerta se abrio y cerro delicadamente. Jaime podia oler el aroma a jabon y champu que se filtraba desde la puerta del bano y bajaba las escaleras.

Sin levantarse del sofa, volvio su mirada hacia donde habia aparecido Carol. Esta estaba vestida con una bata de bano y su cabello mojado caia sobre sus hombros.

—Jaime, ¿has visto mi telefono?—, pregunto Carol, mientras peinaba su cabello castano con los dedos.

—Tal vez esta en tu habitacion—, respondio Jaime intentando mantener la cordialidad, aunque su voz sono mas ronca de lo que hubiese deseado. El no sabia donde estaba el telefono, pues no lo habia visto en su habitacion cuando la espiaba, pero aquella situacion le incomodaba.

—Gracias—, dijo Carol con un toque de sarcasmo.—Oye, una pregunta, ¿cuando has llegado?—

Jaime parpadeo, tratando de mantener la calma y la tranquilidad.

—Hace unos minutos—respondio, haciendose el desentendido—. Estaba con unos amigos y se me ha hecho tarde.

Carol asintio, sin mostrar nada fuera de lo normal. Jaime se sintio aliviado. Camino hasta la cocina y tomo un vaso de agua para tratar de calmar su nerviosismo.

Sin embargo, a medida que los minutos pasaban, la tension entre ellos crecia cada vez mas. La corta distancia que separaba la sala de la cocina parecia ahora un abismo. La presencia de Carol parecia inundar cada rincon de la casa, haciendo que Jaime se sintiera incomodo y excitado a la vez.

Cuando Carol finalmente subio nuevamente a su habitacion, Jaime se dejo caer en el sofa y exhalo con fuerza. La adrenalina fluia por sus venas y podia todavia sentir el palpitar latente en su entrepierna. Miro su mano y vio como temblaba ligeramente.

Sabia que lo que estaba sucediendo estaba mal, que no deberia sentir esa atraccion hacia su hermanastra. Pero a la vez, lo que habia presenciado en su habitacion, los sonidos que habia escuchado, la imagen de Carol… todo eso echaba gasolina a su fuego interior.

Jaime decidio que esa noche debia aclarar su mente. Iba a salir a correr, desahogar su energia, alejar de su mente la imagen de Carol. Pero justo cuando estaba dispuesto a comenzar a cambiarse de ropa, escucho un golpe suave en su puerta. Miro para alla, preguntandose quien podria ser. No tuvo que esperar mucho para recibir la respuesta.

—Jaime, ¿puedo entrar?—dijo la voz de Carol al otro lado, haciendo que todo su cuerpo se tensara de inmediato.

Por un momento, Jaime quedo estatico, con el sonido de su propio corazon colmando sus oidos. Se aclaro la garganta y respondio con un breve:

—Claro, entra.

La puerta se abrio lentamente y Carol se asomo. Todavia llevaba la bata de bano, y sus cabellos estaban ahora secos, enmarcando galantemente su rostro en un aire de serenidad.

—Perdon por molestarte—dijo Carol, esbozando una sonrisa nerviosa—. Creo que mi telefono se cayo aqui mientras buscaba una camiseta tuya que me prestaste.

Jaime, ocultando su nerviosismo, la observo mientras ella escudrinaba la habitacion. Su mirada recorrio todo el lugar, pero se veia que no encontraba lo que buscaba.

—Lo siento, Carol—dijo Jaime—. No lo he visto.

Carol suspiro dirigiendole una mirada agradecida. Luego, parecio percibir algo y camino hacia el ropero del cual Jaime, minutos antes, habia sacado su ropa deportiva.

—Alla— afirmo, senalando una esquina del suelo justo debajo del ropero. Y, efectivamente, ahi estaba su telefono. Habia caido al suelo, al parecer, cuando Jaime habia sacado su ropa.

Carol se agacho para tomar su telefono y, al agacharse, la bata de bano se abrio levemente, revelando una vision que hizo que a Jaime se le cortara de nuevo la respiracion, sus pechos perfectos. Su corazon comenzo a latir a un ritmo mas acelerado y solo pudo mirar como Carol se ponia en pie nuevamente con el telefono en su mano.

—Gracias—afirmo ella, sonriendo—. Buenas noches.

Y con esas palabras, Carol salio de la habitacion, dejando a Jaime solo con su caos y su deseo. El se recosto en su cama, las imagenes de Carol llenandole la mente a pesar de sus esfuerzos por evitarlo.

—Joder —susurro el para si mismo.

Aquella noche no salio a correr.

Capitulo 2



Esa manana, Carol le lanzo una mirada interrogante en la cocina, algo en sus ojos le decia a Jaime que su hermanastra era plenamente consciente del caos que habitaba en su mente. Carol siempre ha sido perceptiva a los sentimientos de los demas.

—¿Jaime, todo bien? —pregunto, pasandole la mantequilla.

—Si, solo una mala noche —respondio Jaime con un encogimiento de hombros. Se concentro en untar la mantequilla en su tostada, evitando el contacto visual.

Carol solto una risita suave, su voz flotaba con un atisbo de burla.

—¿Demasiado ruido del barrio?—, pregunto ella, mientras tomaba un sorbo de su cafe.

Jaime se quedo helado, pensando que ella estaba haciendo referencia a los ruidos que habia escuchado la noche anterior. El busco en sus ojos cualquier indicio de que ella sospechara algo, pero no encontro nada mas que la diversion inocente.

—Algo asi—, se limito a responder Jaime, aparentando indiferencia. Sin embargo, por dentro, su estomago se retorcia de ansiedad.

—Adios —respondio Jaime automaticamente, todavia ausente en sus pensamientos.

Miro a Carol alejarse, sin poder evitar fijarse en su figura, y cuando escucho el ruido de la puerta principal al cerrarse, dejo escapar un suspiro, confundido por sus sentimientos.

Jaime sabia que no podia seguir asi. Necesitaba una distraccion, algo que le permitiera despejar su mente y darle un descanso a su corazon acelerado. Decidio levantarse temprano al siguiente amanecer para salir a correr, en la esperanza de poder aclarar sus pensamientos.

Al dia siguiente, Jaime, despues de terminar toda su tarea, al caer la tarde y, tal como habia planeado, se calzo las zapatillas y salio a correr.

Corrio durante mas de una hora, a traves del bosque cercano a su casa, en un intento por alejarse de todo. A pesar de que estaba fisicamente agotado, mentalmente se sentia aliviado de poder alejarse, aunque fuera por un momento, de su escandaloso deseo por Carol.

Jaime llego de nuevo a casa, agotado pero satisfecho, y se dirigio a la ducha, esperando que el agua caliente le limpiara el cuerpo y le despejara la cabeza.

Pero cuando abrio la puerta del cuarto de bano… Carol ya estaba alli, su cuerpo desnudo cubierto solamente por la cortina de la ducha. Jaime paro en seco, sus ojos recorrieron el cuerpo de Carol, atonito.

—Carol... —murmuro, tratando de sonar sorprendido y no excitado. Estaba respirando con dificultad, su corazon latia con fuerza en su pecho.

Carol se giro sorprendida hacia el, sus ojos se encontraron y por un segundo, tanto Jaime como ella se quedaron inmoviles, con la mirada fija en el otro.

—Lo siento,— balbuceo Jaime rapidamente, intentando retirarse del bano…

Pero justo cuando estaba a punto de salir, la voz de Carol le detuvo.

—No te vayas—dijo, y fue en ese momento que Jaime noto como su voz vacilaba un poco—. Solo dejame un momento para ponerme algo, ¿de acuerdo?

Jaime respiro profundamente y asintio, saliendo del bano. Se apoyo en la pared del pasillo y paso una mano por su rostro, intentando calmar el latido desenfrenado de su corazon.

Carol aparecio en la puerta del salon un par de minutos despues. Traia puesta una toalla azul que le llegaba desde el pecho hasta los muslos.

Tomo asiento en el sofa, dejando un espacio entre ellos, y sonrio. Sin embargo, su semblante cambio poco despues. Estaba algo nerviosa, pero debia tratar el tema.

—Te vi espiandome en mi cuarto el otro dia —dijo ella.

—Lo que hiciste no esta bien —continuo Carol. Jaime bajo la mirada, avergonzado y en silencio.

—Lo se —contesto el.

—Pero tambien admito que quizas haya… jugado un poco contigo al respecto y podria haber creado algunas expectativas —anadio Carol, cuyo tono de voz se quebraba al final.

Jaime la miro sorprendido. Ella parecia estar luchando por encontrar las palabras correctas, cosa rara porque Carol solia ser muy elocuente.

—¿Expectativas de mas? —pregunto Jaime, confundido.

—Bueno, digamos que me he dado cuenta de que a veces soy un poco coqueta contigo —dijo Carol, sus mejillas comenzaron a enrojecer—.

Jaime se quedo mirandola, sin palabras. No podia creer lo que estaba oyendo. No solo ella sabia que la espio, sino que tambien estaba reconociendo que le habia hecho ciertos coqueteos. Jaime, de pronto, tomo una determinacion, la deseaba, y todo lo demas daba igual.

Jaime trago saliva, sorprendido por la confesion de Carol. El corazon le latia a mil por hora y un calor inmenso lo inundaba por dentro.

—Y… ¿He tenido efecto en ti? —pregunto Carol, casi en un susurro. Jaime se quedo en silencio por unos segundos antes de responder.

—Si —murmuro Jaime, asintiendo.

Carol mostro una ligera sonrisa, tanto aliviada como preocupada.

—Yo… no queria complicar las cosas tampoco —admitio Carol, mirando hacia la ventana de la sala, como si tratara de encontrar las palabras justas en alguna parte—, pero parece que ya es demasiado tarde para eso.

El corazon de Jaime se detuvo por un segundo mientras las expectativas se formaban en su mente.

—¿Que sugieres? —pregunto Jaime, intentando mantener la compostura, pero su voz temblaba.

Carol retiro uno de los pliegos de la toalla y la retiro, quedandose completamente desnuda.

—¿Esto tiene efecto en ti, Jaime?— pregunto, con una sonrisa traviesa jugando en su boca.

Jaime trago saliva, su vista recorriendo la belleza natural de Carol, ahora completamente expuesta para el —mas aun de lo que sus fantasias se habian atrevido a imaginar—.

—Si —respondio, sus palabras apenas un susurro.

Carol rio levemente, un sonido de alivio mientras que se acercaba a Jaime. Su rosto ya estaba tan cerca que podia sentir su aliento, y antes de que Jaime pudiera decir algo, Carol se inclino mas, cerrando la brecha entre ellos con un dulce beso.

Inmediatamente despues, coloco su mano sobre su entrepierna, palpando su miembro y sintiendo su dureza.

—Sigo teniendo efecto en ti —Murmuro contra sus labios, con una risa traviesa.

Jaime gruno en respuesta, la sorpresa ya desaparecida y reemplazada por el deseo puro.

—¿Alguna vez te la han chupado Jaime?—Pregunto Carol.

Estas palabras fueron suficientes para colorear su rostro de un rojo intenso.

—No... nunca —respondio, bajando la vista. Sin duda solo habia estado en aquella fiesta de pueblo con aquella chica y no habia ocurrido aquello.

Carol sonrio nuevamente, parecia encantada con su respuesta. Sin perder tiempo, desabrocho sus pantalones y se dispuso a brindarle a Jaime la mejor mamada que podria desear.

Asi fue, Carol se arrodillo frente a el, se recogio el pelo en una coleta y empezo a jugar con su miembro. Jaime solo podia mirarla con los ojos bien abiertos, al principio sorprendido, luego relajandose, disfrutando de cada segundo.

—Carol…— logro balbucear. Ella levanto la mirada, sus ojos brillantes al encontrar los suyos. Eso solo le excito mas.

Ella no dijo mas palabras, Carol siguio lamiendo su duro miembro, sin dejarse ninguna parte y con la atencion dedicada al maximo en la tarea que tenia por delante.

Carol sabia lo que hacia. Sentia como su lengua paseaba por la punta, como le mimaba y como le daba cosquillas mientras con sus labios ajustaba bien al tallo de su pene, moviendose arriba y abajo.

Las repetidas caricias intimas de Carol estaban nublando su juicio, el extasis embargaba su ser y poco a poco Jaime se perdia cada vez mas. Era un placer que nunca habia experimentado y a cada segundo le atraia mas.

Podia ver los esfuerzos que Carol estaba haciendo, con sus ojos clavados en los suyos, lamiendo y chupando con tal fervor que no habia espacio para dudas. Era su hermanastra pero por un rato, en las rafagas de placer que llegaban una y otra vez, apenas podia recordar quienes eran. Todo lo que importaba era lo que estaba pasando entre ellos en ese momento.

En ese momento, un ruido llego desde la puerta del recibidor, estaban metiendo las llaves en la cerradura. Sus padres.

El mundo se detuvo por un instante. Carol retiro rapidamente su boca de su miembro y se puso de pie, apurada. Jaime se abrocho los pantalones como pudo y se volvio para mirar a la puerta de entrada.

Carol salio corriendo escalera arriba, completamente desnuda. Jaime se quedo en el sofa, la puerta se abrio para revelar a sus padres. Jaime sintio como su corazon se le subia a la garganta.

Su madrastra estaba hablando sobre algo en la reunion de la junta escolar cuando se detuvo a medio camino, sus ojos pasando por la sala antes de posarse en Jaime. Su padre, con una mirada confusa al verle tan azorado y nervioso, se quito el abrigo y la bufanda que llevaba.

La idea de explicar, de armar una historia creible en medio de tamano panico, le parecia exasperante. Pero antes de que pudiera pensar en algo, su padre rompio el silencio.

—Hijo, ¿que sucede? —pregunto, su tono de voz quedo en incertidumbre. Jaime trago saliva, intentando pensar en alguna excusa, pero su mente seguia en blanco.

—Yo… —titubeo Jaime, mirando a su madre y luego a su padre, buscando la comprension en sus ojos—, yo estaba… —

Lo interrumpio una risa proveniente del pasillo. Carol llevaba puesta su sudadera y sus pantalones, el pelo suelto y un brillo de diversion en los ojos que solo Jaime podia entender.

—Aww, estaba ayudandome con un proyecto para la escuela cuando se me ha caido un zumo en la camiseta, y el tonto de Jaime se ha puesto nervioso por ser torpe—termino Carol, sonriendo tranquilamente hacia sus padres.

El alivio y la gratitud que sintio Jaime en ese instante eran imposibles de describir. Se dejo caer nuevamente en el sofa, intentando calmar el latido frenetico de su corazon.

—Eso es todo —agrego Carol, apoyandose en la pared del pasillo, cruzando los brazos sobre su pecho—. ¿Habeis cenado?

Jaime se quedo mudo mientras su madrastra pasaba junto a el, sonando aliviada. Su padre, por otro lado, le dio a Carol una mirada de sospecha antes de seguir a su esposa hacia la cocina.

—¿Un proyecto de la escuela en un sabado noche? —Se le escucho murmurar mientras se alejaba.

Una vez desaparecieron de la vista, Carol se volvio hacia Jaime, quien se encontraba mordiendo con fuerza el cojin que tenia a mano, evidentemente en shock.

—Siento haber interrumpido —dijo, sus labios formando unas lineas traviesas—. Pero ya sabes, el deber nos llama.

Jaime, todavia intentando procesar todo lo que habia sucedido, asintio sin decir palabra.

—La proxima vez, asegurate de que no es un dia en que nuestros padres vuelven temprano a casa —bromeo Carol, dirigiendose a su habitacion.—¿Me acompanas para terminar el proyecto?

Dejo a Jaime solo en la sala, con el eco de sus palabras y la euforia del placer todavia resonando en su ser.

La noche habia tomado un giro inesperado, desde luego. Jaime se quedo en el sofa, mirando la puerta por la que habia desaparecido Carol. Solo despues de que el silencio de la sala se instalara por completo y el eco de las risas en la cocina parecio menos amenazante, Jaime se levanto con torpeza, ajusto sus pantalones y siguio a Carol escaleras arriba.

Entro en la habitacion de su hermana, sintiendose como un intruso. Carol estaba sentada en la cama, con un libro abierto en frente, vestida de nuevo en sus ropas normales como si nada hubiera ocurrido. Jaime cerro la puerta detras de el y avanzo hacia la cama, sentandose junto a ella.

—¿Y bien?— pregunto Carol en voz baja, sin levantar la vista del libro— ¿Vamos a terminar ese trabajo de la escuela?

Jaime se quedo mudo por un momento, tratando de procesar la repentina transformacion de Carol. ¿Como podia actuar como si nada hubiera pasado?

—Si, claro —respondio al fin. Trato de concentrarse en el libro que Carol tenia abierto en las piernas, un texto sobre psicologia adolescente. Observo como su hermanastra robaba esporadicas ojeadas hacia el, como si quisiera garantizar que ya se encontraba en la misma pagina que ella.

Continuaron estudiando juntos, o al menos, trataban de hacerlo. La tension sexual entre ellos aun se sentia palpable, pero ninguno de los dos se atrevia a romper el silencio con respecto a lo que habia ocurrido antes, hasta que Carol le puso su mano en la entrepierna de nuevo.

Jaime dio un respingo, la miro sorprendido. Carol, sin contarse, continuo leyendo el libro que se encontraba en su regazo. Sus dedos se metieron lentamente debajo de su entrepierna a traves del material de la tela de sus pantalones. Jaime sintio una corriente de excitacion ante su tacto, deseaba que volviera a hacerlo, queria mas.

—Carol... —sus palabras se perdieron ante la sensacion, perdido en su deseo y el placer que provocaba Carol en el.

Ella se limito a seguir leyendo en voz alta, actuando como si no estuviera haciendo nada fuera de lo comun, pero su sonrisa traviesa decia lo contrario. Jaime trataba de concentrarse en las palabras que Carol leia, pero todo lo que pudo hacer fue rendirse al placer que ella le proporcionaba con sus dedos que acariciaban lentamente su miembro de arriba a abajo.

—Simplemente, disfruta—murmuro Carol, inclinandose para susurrar en su oido.

Y vaya si lo disfruto. Jaime no la paro, dejandose llevar por la ola de placer que Carol le proporcionaba mientras leia en voz alta un libro de psicologia adolescente.

Al final, mientras la noche parecia mas tranquila, con sus padres ocupados en la sala de estar, Jaime decidio que queria mas de lo que Carol estaba dispuesta a ofrecerle. Despues de todo, le gustaban los proyectos de la escuela... y las mamadas de su hermanastra.

El final del libro se acerco tras un rato mas de estudio, una experiencia sumamente extrana para Jaime considerando las circunstancias. Fue entonces, cuando Carol le paso el libro y alzo la vista, finalmente libre de la distraccion, sus ojos se encontraron con los suyos, brillantes y cargados de promesa.

—Sigue tu leyendo y me toca la parte practica, tenemos que acabar el proyecto de la escuela— murmuro Carol, bajandole de nuevo los pantalones hasta los tobillos.

Trago con fuerza, casi incapaz de mantenerse en a raya. Siguio leyendo, tratando de concentrarse en cada palabra, en cada frase. Pero era inutil. Sentir la cabeza de Carol bajando otra vez, sintio sus labios de nuevo en torno a su polla, desatando una nueva ola de placer a lo largo de su cuerpo, era demasiado para soportarlo sin soltar algun gemido de satisfaccion.

Con cada estrofa que leia, su voz se arremolinaba en su pecho, ahogandose en el extasis que le proporcionaba Carol. El libro cayo de sus manos y con ellos la ilusion de que estaban alli por deberes escolares.

Sus manos se aferraron a las sabanas, sus nudillos se tornaban blancos de la tension mientras recorria su cuerpo, un placer sobrecogedor.

De repente, Jaime sintio una abrumadora oleada de calor que surgio de su ingle y se extendio a lo largo de su cuerpo. Se derramo en la boca de Carol, que trago todo, saboreando su sabor.

El silencio de la noche se volvio mas palpable despues de eso. Carol subio a acurrucarse junto a el, su cuerpo junto al suyo en la cama. Se enredo en su abrazo, su cabeza descanso en su pecho y sus piernas se entrelazaron con las suyas.

—Eso fue… intenso —dijo Jaime.

—Esto solo es el principio —respondio Carol, besando su pecho.