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30 Dec 2023Mi hermanastra se muda a casa Amor filial, sexo oral, voyeur. Jaime vive con su padre y su madrastra, pero un dia Carol, su hermanastra, vuelve a casa desde Argentina para preparar el acceso a la universidad y para incendiar su vida...

“Con lo tranquilo que yo estaba…”

Capitulo 1

Jaime se encontraba recostado sobre su cama, el zumbido del aire acondicionado se mezclaba con el sonido de los videos que veia en su telefono inteligente, hacia poco, habian sacado un videojuego que le encantaba, pero que todavia no podia permitirse, asi que, ahi estaba, viendo como otros jugaban.

Aquella tarde de fin de verano era calurosa, quedaba muy poco para el inicio del instituto de nuevo y lo cierto es que Jaime tenia muy pocas ganas de que empezase. Ademas, su hermanastra, Carol, iba a vivir con ellos aquel curso. Sus padres se habian casado hace tres anos, y hasta este verano, Carol habia estado viviendo con su padre en Argentina. Pero ahora tocaba preparar el expediente academico para ingresar en la universidad, asi que, asi estaban las cosas.

Sin embargo, la idea de compartir su hogar y su rutina diaria con ella lo ponia nervioso. Siendo hijo unico, siempre habia valorado su espacio personal y sus momentos de soledad. No sabia si estaba preparado.

Jaime y Carol se habian visto una vez en realidad, al vivir tan lejos, nada mas habian coincidido en una comida familiar que habian realizado en Navidad hace muchos anos. Lo cierto es que le habia parecido una chica muy atractiva y de lo mas inteligente. Y eso, eso le hacia sentir un poco inseguro, porque en realidad, sentia una especie de deseo carnal por su hermanastra que lo incomodaba.

Jaime era, por decirlo de alguna manera, un chico sencillo. Le gustaban los videojuegos, disfrutaba leer en sus ratos libres y era aficionado a la informatica. De hecho, ya habia realizado sus primeros intentos programando algunas paginas web. Sin embargo, con las chicas era una historia diferente: se ponia nervioso y, en general, no lograba conectar con ellas. Pero aquel verano, no obstante, habia conocido a una chica en las fiestas de su pueblo y habia perdido la virginidad con ella, de lo cual Jaime culpaba a la desinhibicion por el alcohol que habia bebido.

De pronto, un mensaje le saco de sus pensamientos.

—Va a llegar Carol, recibela cuando puedas.— Ponia el WhatsApp de su padre.— Llegare de trabajar tarde, asi que ensenale la casa y que se sienta comoda.

—Ok! Vale— Respondio Jaime sin mucho entusiasmo.

Jaime bajo las escaleras y se dirigio hacia la cocina, donde preparo una jarra de limonada bien fria para recibir a Carol. Se sento en la mesa y empezo a jugar con su telefono, mientras esperaba que llegara su hermanastra.

Pero, para su sorpresa, alguien llamo al timbre de la puerta. Jaime fue a abrir y se encontro con una chica practicamente desconocida, con una maleta en la mano y una gran sonrisa en el rostro.

—Hola, soy Carol— dijo la chica con una voz dulce y un leve acento argentino.

Jaime se quedo boquiabierto, no habia reconocido a su hermanastra, la chica era aun mas guapa de lo que recordaba de Navidad. Era alta y delgada, con una larga cabellera castana y unos ojos color miel que lo miraban con curiosidad.

—¿Jaime, verdad?— pregunto Carol tendiendole la mano.

Jaime reacciono y estrecho la mano de su hermanastra, bajando la mirada para no sentirse tan incomodo con su presencia.

—Si, soy yo. Pasa, por favor— respondio sonriendo ligeramente.

Carol entro en la casa y Jaime la siguio hasta la cocina, donde le sirvio un vaso de limonada.

—Muchas gracias— agradecio Carol con una sonrisa sincera.

—¿Que te parece la casa?— pregunto Jaime intentando iniciar una conversacion.

—Es muy bonita, me gusta la decoracion. Y gracias por la limonada, es muy refrescante. Pero, ¿donde estan todos?— pregunto Carol mirando a su alrededor.

—Papa esta trabajando, llegara tarde. Asi que, me toca hacerte de anfitrion. ¿Quieres que te ensene la casa?

Carol asintio y los dos salieron de la cocina. Jaime le mostro todas las habitaciones, el jardin y la zona de estudio que compartian.

Mientras caminaban por la casa, Jaime no podia dejar de notar que Carol era diferente a todas las chicas que habia conocido antes. Era inteligente, divertida y habia viajado por diferentes paises, lo que la hacia interesante a sus ojos.

Pero el no podia dejar de mirarla y sentir esa incomoda atraccion hacia Carol. Cada vez que la miraba, sentia un cosquilleo en el estomago y se ponia mas y mas nervioso. Aquella chica era preciosa, llevaba un top blanco que dejaba al descubierto su abdomen totalmente plano y una falda que bailaba sobre su culo perfectamente puesto. Jaime tenia miedo de que le pillase mirandola.

Ella, por su parte, parecia completamente ajena a los conflictos internos de Jaime. Estaba fascinada por la casa, haciendole preguntas sobre cada detalle de la decoracion y contandole anecdotas de los lugares que habia visitado.

Despues de un rato, los dos se sentaron a charlar en el salon. Carol le conto sobre su vida en Argentina, las costumbres que alli tenia, su amor por la musica y su deseo de terminar su carrera de medicina en Espana. Jaime se encontraba cada vez mas cautivado por ella, estaba claro que eran dos personas completamente diferentes, pero tambien sintio que encajaban bien juntos.

En un momento, Carol bajo la vista hacia su telefono y vio el mensaje de su padrastro.

—Parece que papa va a demorar un rato en llegar —comento, levantando la vista hacia Jaime—. ¿Como lo llevas con tener una hermanastra? No ha de ser facil.

Jaime se rio con ironia.

—No, no lo es. Es especialmente complicado cuando esa hermanastra es tan… —no pudo encontrar la palabra correcta. Especial, impresionante, atractiva, ¿que podria decir sin liarla?—. Diferente —acabo diciendo.

Carol sonrio con el cumplido.

—Espero poder hacerlo mas facil con el tiempo —dijo—. Tengo ganas de llegar a conocerte mas, Jaime. Creo que podriamos llevarnos muy bien.

Se rieron un rato juntos, hasta que Carol se dispuso a preparar su cuarto, Jaime, a su vez, se dirigio al suyo y encendio el video que estaba visualizando antes, aunque no le presto atencion, su mente estaba en la sonrisa y el cuerpo de su hermanastra.

Unas semanas despues, Jaime habia quedado con unos amigos, pero se habia hecho tarde. Habian estado jugando al baloncesto en unas canchas cercanas y, posteriormente, compartieron unas cervezas entre risas y bromas. Estaba cansado, por lo que decidio irse a casa para jugar un rato al ordenador y luego ir a la cama.

Al llegar a su casa, Jaime fue recibido por un penetrante silencio. Los pasillos estaban vacios y no habia ninguna lampara encendida ni ruidos familiares. Dedujo que sus padres debian de haber salido a cenar. Sin perder tiempo, subio a su habitacion en el segundo piso con la intencion de encender el ordenador. No obstante, justo cuando estaba a punto de abrir la puerta de su habitacion, escucho algo que lo hizo detenerse.

El sonido procedia del cuarto contiguo, el de Carol. Los ruidos la delataban; Carol estaba explorando su placer con un satisfyer, y no parecia saber que Jaime habia llegado a casa. Jaime se quedo paralizado, escuchandola.

Inseguro, se aproximo con cautela a la pared que dividia sus habitaciones. Lentamente, acerco su oreja a la superficie fria para escucharla mejor. Los gemidos de Carol resonaban por todo el espacio, bajos y temblorosos, pero innegablemente eroticos mientras se entremezclaban con el zumbido de su juguete sexual.

Cada sonido que Carol emitia empezo a atraerlo de maneras que no podia comprender. La linea entre lo prohibido y lo aceptable se habia volatizado y su miembro empezo a endurecerse.

Jaime cerro los ojos y respiro profundamente, apenas podia escuchar su respiracion debido al ritmo de su corazon, intentaba controlar sus emociones revueltas. Pero, cada vez que lo hacia, el ardiente gemido de Carol volvia a resonar en sus oidos.

Sabia que debia alejarse, sabia que estaba adentrandose en terreno peligroso, pero algo dentro de el lo mantenia pegado a la pared, hipnotizado por los gemidos de su hermanastra.

En ese momento, el zumbido aumento, senal inequivoca de que habia aumentado la intensidad del juguete. Jaime tomo una dificil decision y, tragando saliva, se acerco a la puerta del cuarto de Carol.

La puerta estaba entreabierta y, a traves de la rendija, pudo ver a Carol. Como si le hubiera golpeado una poderosa ola, se sorprendio por el deseo que la vision de Carol le provocaba. Su hermanastra acostada en su cama con los ojos cerrados y su rostro reflejando perfectamente los gemidos que habia estado oyendo.

Carol estaba inmersa en su mundo de satisfaccion, abandonada a su propio deseo, agarraba con una mano uno de sus pechos mientras con la otra, manejaba su satisfyer, y lo presionaba contra su clitoris mientras se retorcia y gemia cada vez mas fuerte, provocada por las olas de placer que el juguete le proporcionaba.

Jaime se retiro lentamente, sintiendose como un voyeur y regreso a su habitacion. Cerro su puerta suavemente y se acosto en la cama, la cara ardiente, la polla durisima y el corazon latiendo con fuerza en su pecho. Tenia la imagen grabada en la mente del cuerpo de Carol, desnudo, vulnerable, erotico…

Aun escuchaba los gemidos de su hermanastra a traves de la pared compartida. Inspirado por los sonidos y la vision todavia impresa en su cabeza, Jaime comenzo a masturbarse al ritmo de Carol.

Movia su mano al ritmo que le marcaban los gemidos, muy despacio, recreandose en cada matiz, imaginando como la penetraba ese mismo ritmo, como era el quien le arrancaba aquellos suspiros.

—Mmmm, que rico—suspiro ella—.

A Jaime se le paro el corazon y pego mas aun su oido a la pared, evocando en su mente las imagenes de la figura de Carol, retorcida, saltando entre intensidades de placer y relax, el sonido de su fluido mojando su juguetitos.

Carol se lo estaba tomando en serio, penso Jaime, quien a duras penas consiguio controlar su excitacion. Estaba a punto de alcanzar su climax.

Agarro algo de papel higienico y, procurando limitar el ruido, se dejo llevar por el orgasmo.

Al poco, escucho como su hermanastra se dirigia al bano y aprovecho, se levanto poco a poco y fue al salon, no queria dejar ninguna sospecha de que la hubiese escuchado. Cuando llego a la escalera, miro atras y miro hacia la puerta del bano pensando en ella.

Y de repente, la puerta se abrio. Cruzandose las miradas de ambos por un momento. Durante ese fugaz instante, una corriente electrica parecio atravesar el aire entre ellos. Luego, la puerta del bano se cerro con un golpe suave, rompiendo el silencio y la tension acumulada. Jaime se quedo un momento con el corazon galopante, su mente aun llena de la imagen de Carol.

Sin poder evitarlo, paseo su mirada por la puerta del bano una vez mas antes de continuar su camino hacia el salon. Comenzo a recoger algunas revistas y periodicos dispersos en el sofa, intentando mantener su mente ocupada en tareas mundanas.

A pesar de su esfuerzo, los sonidos del bano se hacian presentes en su mente. El correr del agua de la ducha competia con los latidos de su corazon. Se sento en el sofa y tomo la television remota para intentar distraerse, pero la pantalla parecia no tener nada interesante.

En medio de todos estos pensamientos, escucho a Carol salir del bano. La puerta se abrio y cerro delicadamente. Jaime podia oler el aroma a jabon y champu que se filtraba desde la puerta del bano y bajaba las escaleras.

Sin levantarse del sofa, volvio su mirada hacia donde habia aparecido Carol. Esta estaba vestida con una bata de bano y su cabello mojado caia sobre sus hombros.

—Jaime, ¿has visto mi telefono?—, pregunto Carol, mientras peinaba su cabello castano con los dedos.

—Tal vez esta en tu habitacion—, respondio Jaime intentando mantener la cordialidad, aunque su voz sono mas ronca de lo que hubiese deseado. El no sabia donde estaba el telefono, pues no lo habia visto en su habitacion cuando la espiaba, pero aquella situacion le incomodaba.

—Gracias—, dijo Carol con un toque de sarcasmo.—Oye, una pregunta, ¿cuando has llegado?—

Jaime parpadeo, tratando de mantener la calma y la tranquilidad.

—Hace unos minutos—respondio, haciendose el desentendido—. Estaba con unos amigos y se me ha hecho tarde.

Carol asintio, sin mostrar nada fuera de lo normal. Jaime se sintio aliviado. Camino hasta la cocina y tomo un vaso de agua para tratar de calmar su nerviosismo.

Sin embargo, a medida que los minutos pasaban, la tension entre ellos crecia cada vez mas. La corta distancia que separaba la sala de la cocina parecia ahora un abismo. La presencia de Carol parecia inundar cada rincon de la casa, haciendo que Jaime se sintiera incomodo y excitado a la vez.

Cuando Carol finalmente subio nuevamente a su habitacion, Jaime se dejo caer en el sofa y exhalo con fuerza. La adrenalina fluia por sus venas y podia todavia sentir el palpitar latente en su entrepierna. Miro su mano y vio como temblaba ligeramente.

Sabia que lo que estaba sucediendo estaba mal, que no deberia sentir esa atraccion hacia su hermanastra. Pero a la vez, lo que habia presenciado en su habitacion, los sonidos que habia escuchado, la imagen de Carol… todo eso echaba gasolina a su fuego interior.

Jaime decidio que esa noche debia aclarar su mente. Iba a salir a correr, desahogar su energia, alejar de su mente la imagen de Carol. Pero justo cuando estaba dispuesto a comenzar a cambiarse de ropa, escucho un golpe suave en su puerta. Miro para alla, preguntandose quien podria ser. No tuvo que esperar mucho para recibir la respuesta.

—Jaime, ¿puedo entrar?—dijo la voz de Carol al otro lado, haciendo que todo su cuerpo se tensara de inmediato.

Por un momento, Jaime quedo estatico, con el sonido de su propio corazon colmando sus oidos. Se aclaro la garganta y respondio con un breve:

—Claro, entra.

La puerta se abrio lentamente y Carol se asomo. Todavia llevaba la bata de bano, y sus cabellos estaban ahora secos, enmarcando galantemente su rostro en un aire de serenidad.

—Perdon por molestarte—dijo Carol, esbozando una sonrisa nerviosa—. Creo que mi telefono se cayo aqui mientras buscaba una camiseta tuya que me prestaste.

Jaime, ocultando su nerviosismo, la observo mientras ella escudrinaba la habitacion. Su mirada recorrio todo el lugar, pero se veia que no encontraba lo que buscaba.

—Lo siento, Carol—dijo Jaime—. No lo he visto.

Carol suspiro dirigiendole una mirada agradecida. Luego, parecio percibir algo y camino hacia el ropero del cual Jaime, minutos antes, habia sacado su ropa deportiva.

—Alla— afirmo, senalando una esquina del suelo justo debajo del ropero. Y, efectivamente, ahi estaba su telefono. Habia caido al suelo, al parecer, cuando Jaime habia sacado su ropa.

Carol se agacho para tomar su telefono y, al agacharse, la bata de bano se abrio levemente, revelando una vision que hizo que a Jaime se le cortara de nuevo la respiracion, sus pechos perfectos. Su corazon comenzo a latir a un ritmo mas acelerado y solo pudo mirar como Carol se ponia en pie nuevamente con el telefono en su mano.

—Gracias—afirmo ella, sonriendo—. Buenas noches.

Y con esas palabras, Carol salio de la habitacion, dejando a Jaime solo con su caos y su deseo. El se recosto en su cama, las imagenes de Carol llenandole la mente a pesar de sus esfuerzos por evitarlo.

—Joder —susurro el para si mismo.

Aquella noche no salio a correr.

Capitulo 2



Esa manana, Carol le lanzo una mirada interrogante en la cocina, algo en sus ojos le decia a Jaime que su hermanastra era plenamente consciente del caos que habitaba en su mente. Carol siempre ha sido perceptiva a los sentimientos de los demas.

—¿Jaime, todo bien? —pregunto, pasandole la mantequilla.

—Si, solo una mala noche —respondio Jaime con un encogimiento de hombros. Se concentro en untar la mantequilla en su tostada, evitando el contacto visual.

Carol solto una risita suave, su voz flotaba con un atisbo de burla.

—¿Demasiado ruido del barrio?—, pregunto ella, mientras tomaba un sorbo de su cafe.

Jaime se quedo helado, pensando que ella estaba haciendo referencia a los ruidos que habia escuchado la noche anterior. El busco en sus ojos cualquier indicio de que ella sospechara algo, pero no encontro nada mas que la diversion inocente.

—Algo asi—, se limito a responder Jaime, aparentando indiferencia. Sin embargo, por dentro, su estomago se retorcia de ansiedad.

—Adios —respondio Jaime automaticamente, todavia ausente en sus pensamientos.

Miro a Carol alejarse, sin poder evitar fijarse en su figura, y cuando escucho el ruido de la puerta principal al cerrarse, dejo escapar un suspiro, confundido por sus sentimientos.

Jaime sabia que no podia seguir asi. Necesitaba una distraccion, algo que le permitiera despejar su mente y darle un descanso a su corazon acelerado. Decidio levantarse temprano al siguiente amanecer para salir a correr, en la esperanza de poder aclarar sus pensamientos.

Al dia siguiente, Jaime, despues de terminar toda su tarea, al caer la tarde y, tal como habia planeado, se calzo las zapatillas y salio a correr.

Corrio durante mas de una hora, a traves del bosque cercano a su casa, en un intento por alejarse de todo. A pesar de que estaba fisicamente agotado, mentalmente se sentia aliviado de poder alejarse, aunque fuera por un momento, de su escandaloso deseo por Carol.

Jaime llego de nuevo a casa, agotado pero satisfecho, y se dirigio a la ducha, esperando que el agua caliente le limpiara el cuerpo y le despejara la cabeza.

Pero cuando abrio la puerta del cuarto de bano… Carol ya estaba alli, su cuerpo desnudo cubierto solamente por la cortina de la ducha. Jaime paro en seco, sus ojos recorrieron el cuerpo de Carol, atonito.

—Carol... —murmuro, tratando de sonar sorprendido y no excitado. Estaba respirando con dificultad, su corazon latia con fuerza en su pecho.

Carol se giro sorprendida hacia el, sus ojos se encontraron y por un segundo, tanto Jaime como ella se quedaron inmoviles, con la mirada fija en el otro.

—Lo siento,— balbuceo Jaime rapidamente, intentando retirarse del bano…

Pero justo cuando estaba a punto de salir, la voz de Carol le detuvo.

—No te vayas—dijo, y fue en ese momento que Jaime noto como su voz vacilaba un poco—. Solo dejame un momento para ponerme algo, ¿de acuerdo?

Jaime respiro profundamente y asintio, saliendo del bano. Se apoyo en la pared del pasillo y paso una mano por su rostro, intentando calmar el latido desenfrenado de su corazon.

Carol aparecio en la puerta del salon un par de minutos despues. Traia puesta una toalla azul que le llegaba desde el pecho hasta los muslos.

Tomo asiento en el sofa, dejando un espacio entre ellos, y sonrio. Sin embargo, su semblante cambio poco despues. Estaba algo nerviosa, pero debia tratar el tema.

—Te vi espiandome en mi cuarto el otro dia —dijo ella.

—Lo que hiciste no esta bien —continuo Carol. Jaime bajo la mirada, avergonzado y en silencio.

—Lo se —contesto el.

—Pero tambien admito que quizas haya… jugado un poco contigo al respecto y podria haber creado algunas expectativas —anadio Carol, cuyo tono de voz se quebraba al final.

Jaime la miro sorprendido. Ella parecia estar luchando por encontrar las palabras correctas, cosa rara porque Carol solia ser muy elocuente.

—¿Expectativas de mas? —pregunto Jaime, confundido.

—Bueno, digamos que me he dado cuenta de que a veces soy un poco coqueta contigo —dijo Carol, sus mejillas comenzaron a enrojecer—.

Jaime se quedo mirandola, sin palabras. No podia creer lo que estaba oyendo. No solo ella sabia que la espio, sino que tambien estaba reconociendo que le habia hecho ciertos coqueteos. Jaime, de pronto, tomo una determinacion, la deseaba, y todo lo demas daba igual.

Jaime trago saliva, sorprendido por la confesion de Carol. El corazon le latia a mil por hora y un calor inmenso lo inundaba por dentro.

—Y… ¿He tenido efecto en ti? —pregunto Carol, casi en un susurro. Jaime se quedo en silencio por unos segundos antes de responder.

—Si —murmuro Jaime, asintiendo.

Carol mostro una ligera sonrisa, tanto aliviada como preocupada.

—Yo… no queria complicar las cosas tampoco —admitio Carol, mirando hacia la ventana de la sala, como si tratara de encontrar las palabras justas en alguna parte—, pero parece que ya es demasiado tarde para eso.

El corazon de Jaime se detuvo por un segundo mientras las expectativas se formaban en su mente.

—¿Que sugieres? —pregunto Jaime, intentando mantener la compostura, pero su voz temblaba.

Carol retiro uno de los pliegos de la toalla y la retiro, quedandose completamente desnuda.

—¿Esto tiene efecto en ti, Jaime?— pregunto, con una sonrisa traviesa jugando en su boca.

Jaime trago saliva, su vista recorriendo la belleza natural de Carol, ahora completamente expuesta para el —mas aun de lo que sus fantasias se habian atrevido a imaginar—.

—Si —respondio, sus palabras apenas un susurro.

Carol rio levemente, un sonido de alivio mientras que se acercaba a Jaime. Su rosto ya estaba tan cerca que podia sentir su aliento, y antes de que Jaime pudiera decir algo, Carol se inclino mas, cerrando la brecha entre ellos con un dulce beso.

Inmediatamente despues, coloco su mano sobre su entrepierna, palpando su miembro y sintiendo su dureza.

—Sigo teniendo efecto en ti —Murmuro contra sus labios, con una risa traviesa.

Jaime gruno en respuesta, la sorpresa ya desaparecida y reemplazada por el deseo puro.

—¿Alguna vez te la han chupado Jaime?—Pregunto Carol.

Estas palabras fueron suficientes para colorear su rostro de un rojo intenso.

—No... nunca —respondio, bajando la vista. Sin duda solo habia estado en aquella fiesta de pueblo con aquella chica y no habia ocurrido aquello.

Carol sonrio nuevamente, parecia encantada con su respuesta. Sin perder tiempo, desabrocho sus pantalones y se dispuso a brindarle a Jaime la mejor mamada que podria desear.

Asi fue, Carol se arrodillo frente a el, se recogio el pelo en una coleta y empezo a jugar con su miembro. Jaime solo podia mirarla con los ojos bien abiertos, al principio sorprendido, luego relajandose, disfrutando de cada segundo.

—Carol…— logro balbucear. Ella levanto la mirada, sus ojos brillantes al encontrar los suyos. Eso solo le excito mas.

Ella no dijo mas palabras, Carol siguio lamiendo su duro miembro, sin dejarse ninguna parte y con la atencion dedicada al maximo en la tarea que tenia por delante.

Carol sabia lo que hacia. Sentia como su lengua paseaba por la punta, como le mimaba y como le daba cosquillas mientras con sus labios ajustaba bien al tallo de su pene, moviendose arriba y abajo.

Las repetidas caricias intimas de Carol estaban nublando su juicio, el extasis embargaba su ser y poco a poco Jaime se perdia cada vez mas. Era un placer que nunca habia experimentado y a cada segundo le atraia mas.

Podia ver los esfuerzos que Carol estaba haciendo, con sus ojos clavados en los suyos, lamiendo y chupando con tal fervor que no habia espacio para dudas. Era su hermanastra pero por un rato, en las rafagas de placer que llegaban una y otra vez, apenas podia recordar quienes eran. Todo lo que importaba era lo que estaba pasando entre ellos en ese momento.

En ese momento, un ruido llego desde la puerta del recibidor, estaban metiendo las llaves en la cerradura. Sus padres.

El mundo se detuvo por un instante. Carol retiro rapidamente su boca de su miembro y se puso de pie, apurada. Jaime se abrocho los pantalones como pudo y se volvio para mirar a la puerta de entrada.

Carol salio corriendo escalera arriba, completamente desnuda. Jaime se quedo en el sofa, la puerta se abrio para revelar a sus padres. Jaime sintio como su corazon se le subia a la garganta.

Su madrastra estaba hablando sobre algo en la reunion de la junta escolar cuando se detuvo a medio camino, sus ojos pasando por la sala antes de posarse en Jaime. Su padre, con una mirada confusa al verle tan azorado y nervioso, se quito el abrigo y la bufanda que llevaba.

La idea de explicar, de armar una historia creible en medio de tamano panico, le parecia exasperante. Pero antes de que pudiera pensar en algo, su padre rompio el silencio.

—Hijo, ¿que sucede? —pregunto, su tono de voz quedo en incertidumbre. Jaime trago saliva, intentando pensar en alguna excusa, pero su mente seguia en blanco.

—Yo… —titubeo Jaime, mirando a su madre y luego a su padre, buscando la comprension en sus ojos—, yo estaba… —

Lo interrumpio una risa proveniente del pasillo. Carol llevaba puesta su sudadera y sus pantalones, el pelo suelto y un brillo de diversion en los ojos que solo Jaime podia entender.

—Aww, estaba ayudandome con un proyecto para la escuela cuando se me ha caido un zumo en la camiseta, y el tonto de Jaime se ha puesto nervioso por ser torpe—termino Carol, sonriendo tranquilamente hacia sus padres.

El alivio y la gratitud que sintio Jaime en ese instante eran imposibles de describir. Se dejo caer nuevamente en el sofa, intentando calmar el latido frenetico de su corazon.

—Eso es todo —agrego Carol, apoyandose en la pared del pasillo, cruzando los brazos sobre su pecho—. ¿Habeis cenado?

Jaime se quedo mudo mientras su madrastra pasaba junto a el, sonando aliviada. Su padre, por otro lado, le dio a Carol una mirada de sospecha antes de seguir a su esposa hacia la cocina.

—¿Un proyecto de la escuela en un sabado noche? —Se le escucho murmurar mientras se alejaba.

Una vez desaparecieron de la vista, Carol se volvio hacia Jaime, quien se encontraba mordiendo con fuerza el cojin que tenia a mano, evidentemente en shock.

—Siento haber interrumpido —dijo, sus labios formando unas lineas traviesas—. Pero ya sabes, el deber nos llama.

Jaime, todavia intentando procesar todo lo que habia sucedido, asintio sin decir palabra.

—La proxima vez, asegurate de que no es un dia en que nuestros padres vuelven temprano a casa —bromeo Carol, dirigiendose a su habitacion.—¿Me acompanas para terminar el proyecto?

Dejo a Jaime solo en la sala, con el eco de sus palabras y la euforia del placer todavia resonando en su ser.

La noche habia tomado un giro inesperado, desde luego. Jaime se quedo en el sofa, mirando la puerta por la que habia desaparecido Carol. Solo despues de que el silencio de la sala se instalara por completo y el eco de las risas en la cocina parecio menos amenazante, Jaime se levanto con torpeza, ajusto sus pantalones y siguio a Carol escaleras arriba.

Entro en la habitacion de su hermana, sintiendose como un intruso. Carol estaba sentada en la cama, con un libro abierto en frente, vestida de nuevo en sus ropas normales como si nada hubiera ocurrido. Jaime cerro la puerta detras de el y avanzo hacia la cama, sentandose junto a ella.

—¿Y bien?— pregunto Carol en voz baja, sin levantar la vista del libro— ¿Vamos a terminar ese trabajo de la escuela?

Jaime se quedo mudo por un momento, tratando de procesar la repentina transformacion de Carol. ¿Como podia actuar como si nada hubiera pasado?

—Si, claro —respondio al fin. Trato de concentrarse en el libro que Carol tenia abierto en las piernas, un texto sobre psicologia adolescente. Observo como su hermanastra robaba esporadicas ojeadas hacia el, como si quisiera garantizar que ya se encontraba en la misma pagina que ella.

Continuaron estudiando juntos, o al menos, trataban de hacerlo. La tension sexual entre ellos aun se sentia palpable, pero ninguno de los dos se atrevia a romper el silencio con respecto a lo que habia ocurrido antes, hasta que Carol le puso su mano en la entrepierna de nuevo.

Jaime dio un respingo, la miro sorprendido. Carol, sin contarse, continuo leyendo el libro que se encontraba en su regazo. Sus dedos se metieron lentamente debajo de su entrepierna a traves del material de la tela de sus pantalones. Jaime sintio una corriente de excitacion ante su tacto, deseaba que volviera a hacerlo, queria mas.

—Carol... —sus palabras se perdieron ante la sensacion, perdido en su deseo y el placer que provocaba Carol en el.

Ella se limito a seguir leyendo en voz alta, actuando como si no estuviera haciendo nada fuera de lo comun, pero su sonrisa traviesa decia lo contrario. Jaime trataba de concentrarse en las palabras que Carol leia, pero todo lo que pudo hacer fue rendirse al placer que ella le proporcionaba con sus dedos que acariciaban lentamente su miembro de arriba a abajo.

—Simplemente, disfruta—murmuro Carol, inclinandose para susurrar en su oido.

Y vaya si lo disfruto. Jaime no la paro, dejandose llevar por la ola de placer que Carol le proporcionaba mientras leia en voz alta un libro de psicologia adolescente.

Al final, mientras la noche parecia mas tranquila, con sus padres ocupados en la sala de estar, Jaime decidio que queria mas de lo que Carol estaba dispuesta a ofrecerle. Despues de todo, le gustaban los proyectos de la escuela... y las mamadas de su hermanastra.

El final del libro se acerco tras un rato mas de estudio, una experiencia sumamente extrana para Jaime considerando las circunstancias. Fue entonces, cuando Carol le paso el libro y alzo la vista, finalmente libre de la distraccion, sus ojos se encontraron con los suyos, brillantes y cargados de promesa.

—Sigue tu leyendo y me toca la parte practica, tenemos que acabar el proyecto de la escuela— murmuro Carol, bajandole de nuevo los pantalones hasta los tobillos.

Trago con fuerza, casi incapaz de mantenerse en a raya. Siguio leyendo, tratando de concentrarse en cada palabra, en cada frase. Pero era inutil. Sentir la cabeza de Carol bajando otra vez, sintio sus labios de nuevo en torno a su polla, desatando una nueva ola de placer a lo largo de su cuerpo, era demasiado para soportarlo sin soltar algun gemido de satisfaccion.

Con cada estrofa que leia, su voz se arremolinaba en su pecho, ahogandose en el extasis que le proporcionaba Carol. El libro cayo de sus manos y con ellos la ilusion de que estaban alli por deberes escolares.

Sus manos se aferraron a las sabanas, sus nudillos se tornaban blancos de la tension mientras recorria su cuerpo, un placer sobrecogedor.

De repente, Jaime sintio una abrumadora oleada de calor que surgio de su ingle y se extendio a lo largo de su cuerpo. Se derramo en la boca de Carol, que trago todo, saboreando su sabor.

El silencio de la noche se volvio mas palpable despues de eso. Carol subio a acurrucarse junto a el, su cuerpo junto al suyo en la cama. Se enredo en su abrazo, su cabeza descanso en su pecho y sus piernas se entrelazaron con las suyas.

—Eso fue… intenso —dijo Jaime.

—Esto solo es el principio —respondio Carol, besando su pecho.
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